Ideas tributarias para una Argentina en crecimiento

¿Qué factores de éxito requiere una Reforma tributaria exitosa?

Argentina necesita fomentar la inversión para crecer y generar empleabilidad. El actual Sistema Tributario Argentino implica una carga tributaria empresarial que es de las más onerosas del mundo, según el banco Mundial.

Reformar el sistema tributario es un gran desafío para Argentina, pero también representa una gran oportunidad para que nuestro país logre la senda de un crecimiento sostenido y así, que  pueda insertarse en el mundo. Es condición para el éxito que el sector el público y el privado logren profundos cambios culturales y estructurales. 

Esta Reforma, debe ser integral y para ello , también se deberá encarar la reforma del Estado orientada a mejorar la calidad y la cantidad del gasto público en áreas que no sean productivas para la comunidad. La drástica reducción de la inflación a partir de esta reforma es de vital importancia. Un benchmarking con países del acuerdo será imprescindible a fin de evitar trasladar costos tributarios ineficientes al sector privado y a los consumidores.

Se debe encarar una reforma tributaria que fomente la inversión, la competitividad, y, por ende, la inclusión social. Además, debe simplificarse el sistema tributario: sobre más de 150 tributos, sólo 7 impuestos - más seguridad social - recaudan el 90% del total, medido sobre PBI (fuente IARAF).

Con estos cambios, se recrearía un clima de CONFIANZA, supuesto imprescindible para que la comunidad de negocios y los individuos puedan reorientar sus políticas de inversión y de ahorro interno para financiar al sector privado productivo, que a su vez es sostén del sector público.

 

¿Qué historia no debe repetirse?

En los últimos 120 años de historia, Argentina sufrió 28 crisis, que duraron 50 años. Una cada 4 años. La inflación promedio anual de los últimos 70 años fue del 130%, y sin la hiperinflación del año 1989, 80%. El gasto público en los últimos 20 años pasó del 20% al 40% en términos del PBI.

A valores nominales, en ese lapso, el gasto público creció 100 veces, la recaudación tributaria para financiarlo, 97 veces, en tanto que la riqueza para cobrar impuestos (PBI), sólo 64 veces. Por eso la presión tributaria se incrementó de 22% al 30% del PBI, con una evasión fiscal del 40%. Por lo tanto, la presión tributaria sobre la economía formal supera el 50%.

Los consumos e insumos de los individuos y empresas contienen un “impuesto oculto” en el precio de compra de entre el 60% al 80% y las empresas destinan dos tercios de su utilidad para pagar impuestos y cargas sociales.

La población económicamente activa formal, del sector privado, alcanza a alrededor de 11 millones de personas que sostienen a 22 millones de cheques del Estado en sueldos, subsidios y jubilaciones.

Así, el Estado ha trasladado sus ineficiencias a la población en general, y a los sectores productivos en particular, limitando su capacidad de generar empleo y llevando la pobreza del 3% en los años 70 al 40% en la actualidad.  Debe revertirse esta historia de decadencia sostenida para facilitar la inversión en la actividad productiva, en nuevas tecnologías, en digitalización y en talento humano.

 

¿Qué orientación necesita una reforma tributaria para una economía competitiva?

La reforma tributaria, en lo posible, no debe ser neutra. Deben abandonarse prácticas con mero objetivo recaudatorio y para consumo y se deben destinar recursos fiscales al crecimiento de la economía real; por ello se debe disminuir los impuestos distorsivos y regresivos.

Atacar la evasión fiscal; aquí existe un potencial enorme para que el Estado pueda eliminar impuestos ineficientes mitigando la reducción del gasto público inelástico. Se debe simplificar el sistema tributario.  Fomento a la actividad productiva: Se deben destinar recursos fiscales con medidas de fomento a la economía real, sobre todo dirigida al sector industrial exportador. Se debe eficientizar el gasto público.

 

¿Qué iniciativas tributarias pueden lograrlo?

El sistema tributario debe simplificarse y no ser regresivo y distorsivo; iniciativas:

Impuesto a las Ganancias: actualizar automáticamente los topes de deducciones, gastos deducibles y los tramos de la escala y aplicar íntegramente el ajuste integral por inflación, difiriendo a tres años, el pago, en el caso de ganancia impositiva por inflación. Eximir  ciertos instrumentos de la renta financiera local, implica recrear el mercado de capitales que en Argentina es exiguo y, al mismo tiempo, evitar la fuga de divisas.

Para mitigar esto, se podría evaluar la propuesta OCDE de aplicar un impuesto a las ganancias mínimo del 15% a las grandes Corporaciones, que no aplique a quienes reinviertan y/o tengan el 50% o más de su patrimonio en el país. 

Alícuotas menores y progresivas para las pymes. Exención de reintegros de exportación. Régimen único de recaudación nacional.

IVA: reducir la tasa general del 21% al 18% y evaluar compensarlo con eliminación de exenciones y tasas diferenciales. Reducir regímenes de recaudación a un solo régimen. Devolución inmediata de créditos fiscales de exportación.

Impuesto sobre los Ingresos Brutos y Tasas Municipales: Objetivo de máxima: reemplazarlo por un IVA provincial. Objetivo de mínima: lograr unicidad de actividades y alícuotas por jurisdicción, y reducción de tasas, o gravar la última venta minorista.

Seguridad Social: blanqueo laboral. Reducir las contribuciones al SUSS (Sistema Único de la Seguridad Social), en la medida del blanqueo. Extensión de edad jubilatoria. Recreación de un régimen de jubilación privado que coexista con el de reparto.

 

Impuestos distorsivos

Impuestos distorsivos: Eliminación o disminución de impuestos de bajo impacto recaudatorio, como el Impuesto a los Bienes Personales y sellos. Acreditación total del impuesto a los débitos y créditos bancarios contra Ganancias. 

Simplificación tributaria. Reducción de los regímenes recaudatorios nacionales y provinciales. Unificación de alícuotas provinciales y simplificar y unificar tasas municipales. Simplificación de aplicativos y regímenes de información, hoy duplicados.

 

Reducción de la economía informal

Aprovechando la Factura Electrónica: Creación de una “cuenta corriente de cada ciudadano” para contabilizar consumos y acreditar parte del IVA contra otros impuestos. Bancarizar el sistema bajando retenciones e incrementándolas ante pagos en efectivo. Maximizar la ejecución eficiente por AFIP de los sistemas y cruce de información entre contribuyentes. Moratoria y pago de deudas fiscales. Moratoria amplia con reducción de intereses y multas. Cobro de deudas antiguas con títulos públicos a valor técnico.

 

Incentivos a la actividad productiva

Amortización acelerada de bienes de uso. Desgravación de inversiones que manufacturan bienes exportables. Subsidios regionales y sectoriales, en especial, a la actividad pyme y a la exportadora.

Qué se requiere de la reestructuración del Estado: reformas estructurales de su gasto ineficiente, en calidad y cantidad, para reducir drásticamente la inflación. Benchmarking con otros países para bajar el gasto, especialmente el político. Mayor digitalización de procesos. Régimen de retiro voluntario con incentivos al sector privado para reinserción laboral.

 

Rendición de cuentas en plataformas web

Auditorías realizadas por ONG (Organizaciones no gubernamentales), con conocimiento de la opinión pública. Ante estos cambios los argentinos tendrían un escenario de CONFIANZA para reorientar una mayor parte de sus ahorros a financiar la economía real, a través del mercado de capitales, como sucede en la mayoría de los países desarrollados.

 

Reflexión final

Estos cambios culturales y estructurales deberían ser herramientas efectivas para reactivar la economía real, y así, ser una herramienta central para el fomento de las inversiones, la competitividad, el crecimiento y el fomento del empleo.

Esto, entre otros factores, permitirá posicionar a la Argentina para alcanzar con éxito la senda del crecimiento económico y social sustentable que nuestro país se merece.