El contenido online, el regalo de acceder libremente a la biblioteca más grande de la historia de la humanidad

Cada año, desde 1960, en agosto se celebra el Día del Niño / de las Infancias en Argentina. Durante estos más de 60 años, los niños han ido modificando sus costumbres, sus gustos y hábitos, entre otras cosas. Estos cambios también fueron generando nuevos deseos de regalos para esta fecha en el segmento U18. 
Pero más allá de sus pedidos de regalos como pueden ser juguetes, ropa, golosinas..., la generación Alpha (nacidos a partir de 2010), tiene un regalo del que quizá no sean tan conscientes, que trasciende esta fecha y atraviesa a todos y cada uno de ellos: el acceso “gratuito” a Internet, la biblioteca más grande de la historia de la humanidad. 

Hoy en día, los niños no conciben su vida ni sus relaciones sin las conexiones online, ya que el 86% de ellos, en América Latina, tiene a su alcance un smartphone que les permite acceder a contenidos inimaginables años atrás. Ellos pueden aprender, informarse, entretenerse, descubrir sus pasiones, desarrollar intereses y gustos en un estadío más temprano, de manera “gratuita”, desde un dispositivo. 

¿Por qué menciono que lo hacen gratis, entre comillas? Es muy simple, existen solamente 2 formas de acceder a los contenidos digitales: pagando por ellos a través de compra en apps, juegos, sitios web y/o suscripciones, o bien que la publicidad digital de las marcas lo pague a través de sus inversiones para promocionar sus productos y servicios. En este último punto, es donde los niños tienen a disposición el mejor regalo de la historia: el acceso universal a herramientas de educación y el entretenimiento, para así aprender, crecer y desarrollarse cómo nunca antes había sido posible.

A veces, en cierta parte de la sociedad, puede aparecer un prejuicio o preconcepto de que los dispositivos hacen mal a los niños porque los “emboba”, los aleja de una vida social y los tiene encerrados en una pantalla que les hace mal. Si bien existen casos de excesos, la realidad es que las pantallas utilizadas de manera adecuada (lo que requiere el acompañamiento de los padres), tienen un gran sentido lúdico, académico y de socialización. A través de ellas, los niños pueden estar en contacto con sus amigos, jugar, interactuar y realizar actividades juntos, que si no fuera por la conexión de las pantallas, no podrían hacerlo. 

Todas las experiencias pueden tener sentido, siempre y cuando sean las adecuadas a sus edades y contexto. Para ello es fundamental que el contenido al que accedan e interactúan sea relevante para ellos y los adecuados para su edad. 

Ahora bien, detrás de esta enorme oportunidad, hay también una gran responsabilidad de toda la industria para que ese acceso sea a través de conexiones seguras para ellos. Hoy en día, uno de cada 3 usuarios conectados tienen menos de 18 años. Sin embargo, internet no fue pensada ni diseñada para menores, por lo tanto, existen distintos riesgos al conectarse, como exponerse a contenidos inadecuados, grooming o espiar a los menores cuando están online. 

De todo esto debemos hacernos cargo para que no suceda. Los gobiernos y ONGs, a través de regulaciones y leyes que protejan la privacidad de datos, los creadores de contenido; desarrollando contenidos de calidad adecuados para cada segmento; y compañías del sector, comprendiendo e impulsando las buenas prácticas e invirtiendo en tecnología que garantice experiencias seguras y entretenidas para los niños.

En este contexto, es sumamente importante el rol de cada uno de quienes formamos parte de la industria, que la publicidad digital se mantenga vigente, y que continúen creciendo las inversiones. Son muchísimas más las personas que están dispuestas a ver publicidad para acceder a contenidos, que las que prefieren y/o pueden pagar por ello.

 

*La columna fue escrita por Pablo Durañona, Head de Marketing en Kids Corp