Aunque cueste, hay procesos que no se pueden apurar. Saber leer el ritmo propio de los equipos y aguantar la espera puede marcar la diferencia entre forzar resultados o permitir que algo valioso crezca con fuerza real.
En el corazón de la cultura japonesa aparece el concepto de Ikigai, que significa "una razón de ser", o incluso "una razón para levantarse por la mañana".