La nueva piel de Lionel Messi: cómodo y feliz al fin a los 35 años
Por primera vez, Messi disfruta de un Mundial, acompañado por sus tres hijos, su esposa y su familia. La idolatría argentina al capitán.

Hace ya una década, un canal de televisión catalán salió a las calles de Barcelona con una misión: encontrar a alguien que hablara mal de Lionel Messi.

Fracasó, ni una persona criticó al por entonces jugador del Barcelona. Más le hubiera valido a esos periodistas tomarse un vuelo a Buenos Aires, allí habrían encontrado miles y miles de voluntarios dispuestos a despellejar a su compatriota. 

Hoy no, hoy ya no es posible. A los 35 años, lo más importante que le está sucediendo a Messi en Qatar no es la posibilidad intacta de ganar su primer Mundial, sino su felicidad y madurez. Futbolística y personal. Porque es gracias a esa felicidad y madurez, y no al revés, que el título en Qatar 2022 aparece como un sueño real. 

Messi

Aquellos argentinos que aún dudaban han entendido por fin que no tiene sentido despreciar al mejor del mundo, ni pedirle a Messi que actúe como Diego Maradona. Aunque ahora incluso tienen eso: Messi, en este Mundial, se acercó como nunca antes a ese modelo. El "qué mirás, bobo" al delantero holandés Wout Weghorst sirve para que millones que lo miraban con desconfianza lo abracen ahora sin reparos. Sus demoledoras críticas al árbitro español Mateu Lahoz, también.

¿Por dónde pasa la felicidad futbolística? Messi está al fin cómodo en su nueva piel. Cualquier aficionado recuerda al Messi de los primeros diez o doce años de carrera: sprints inverosímiles en cuanto a habilidad y velocidad, casi siempre internándose en diagonal desde la derecha hasta meter la pelota en el arco.

Ese Messi ya no existe, Messi es hoy menos veloz y perdió parte de su explosividad. Es más sencillo para los defensas frenarlo cuando intenta aquella jugada que fue su marca por años y años.

Argentina, Paises Bajos, Qatar

Pero el Messi de hoy tiene una inteligencia y una visión de juego superior. Del Messi individualista se pasó al que hace jugar y anotar a su equipo, pero también al que es capaz de recostarse en sus compañeros, al que ya no carga con la mochila de ser él el que resuelva todo. Las cosas pueden funcionar sin él, pero con él funcionan mucho mejor. Y él sabe hoy mejor que nunca cuándo aparecer y cuándo descansar en los demás. 

Un Messi, además, que protege la pelota con una convicción y fuerza de otro planeta: puede tener tres rivales encima y no se la quitan.

Ese Messi maduro de Qatar 2022 no existió en Rusia 2018, Mundial que implicó para él una transición: no era ni el viejo ni el nuevo Messi. Y no ser el viejo Messi le generaba cierto mal humor. Probablemente aún no tenía claro lo que le esperaba. Y, con Jorge Sampaoli en el banco, tampoco contaba con un técnico que lo ayudara en ese proceso como lo está haciendo Lionel Scaloni.

Al Messi en paz no se llega solo con la pelota, ese Messi es también posible porque es feliz con su familia. Es la segunda pata de este presente, la de la felicidad personal. Acompañado por primera vez por su esposa Antonela y sus tres hijos en todo el torneo, el rosarino está disfrutando de algo importante: sus hijos por fin entienden lo que hace y lo importante que es. 

Antonella Roccuzzo, Qatar 2022

Thiago, Mateo y Ciro: diez, siete y cuatro años.

"Ahora mis hijos son conscientes de lo que es el Mundial y me hacen disfrutarlo más. Es espectacular ver cómo lo viven, es muy emocionante", dijo Messi luego de que un periodista argentino le mostrara el festejo de sus hijos en la tribuna en el momento en que convirtió su gol en los octavos de final ante Australia.

"Desde el principio hasta el final que están presentes en mi cabeza. Mis hijos ahora están más grandes y poder ver cómo entienden todo, cómo disfrutan y también sufren, es especial. El resto de mi familia ya estuvo en Mundiales, en Copas América, pero ellos no", añadió.

Messi está especialmente feliz al ver la comprensión del juego que adquirió Thiago a sus diez años. 

Los hijos de Lionel Messi viven, disfrutan y sufren alentando a su padre en Qatar 2022

"Antes no era tan consciente. Ahora, verlo desde adentro cómo lo sienten es espectacular. Él está ilusionado, feliz, como todos los argentinos. Para mí es realmente emocionante".

Y es probable que haya un Mundial más en el que los tres jóvenes Messi sigan a su padre: el de Estados Unidos, México y Canadá 2026.

Si ninguna lesión grave se interpone, pensar en un Messi jugando dentro de tres años y medio su sexto Mundial no es ninguna locura. La preparación física, la experiencia y la medicina están de su lado, y el Mundial norteamericano no dejará pasar la oportunidad si ve que existe. El negocio es demasiado grande, y no es lo mismo un Mundial con Messi que sin él.

El argentino, que para ese entonces tendrá 39 años, tiene además una oferta firme del Inter de Miami, donde manda David Beckham, para jugar allí, como parte de la Liga estadounidense (MLS).

Tanto Messi como su esposa aman Miami, y tienen como meta vivir en algún momento allí. Existe la posibilidad de que dentro de pocos meses regrese al Barcelona, poniendo fin a su aventura en el Paris Saint Germain. Pero sería un paso corto por el Camp Nou: la tentación de Miami, del fabuloso negocio que se derivará de ser estrella del Mundial norteamericano, y el deseo de jugar, antes del retiro, unos meses en el club de su infancia argentina, Newell's Old Boys, le ponen límites temporales al regreso a España. Si es que se da.