La vida secreta del tiburón ballena
Brad Norman aprovechó el impulso que le dieron los Premios Rolex a la Iniciativa en 2006 para encontrar una manera de monitorear cada ejemplar del pez más grande de la tierra. Un algoritmo de la NASA, el mapa de las estrellas y la ayuda de “científicos ciudadanos” son sus herramientas.

Una vida de aventuras bajo el mar detrás de los pasos del pez más grande del mundo, Brad Norman supo que ese era su destino cuando se cruzó por primera vez con un tiburón ballena. ¿Existe? Sí, y corre riesgo de desaparecer. Por eso, el biólogo marino australiano decidió dedicar su carrera a investigar esta especie en peligro rodeada de misterios. Y consiguió grandes avances al encontrar una manera de identificar y monitorear cada ejemplar, a partir de un algoritmo desarrollado en la NASA y la colaboración de “científicos ciudadanos” 

“Los tiburones ballena están amenazados. En los últimos años, su número disminuyó enormemente. Nuestro principal objetivo es usar nuevas tecnologías para averiguar dónde se reproducen y qué zonas son importantes para su supervivencia y poder protegerlos”, aseguró el también experto en buceo. En 2006 fue Laureado de los Premios Rolex a la Iniciativa y eso le permitió construir una base de datos (llamada The Wildbook for Whale Sharksy) y emprender acciones internacionales para proteger a este gigante dócil. 
Fue el gran incentivo que necesitaba el investigador, quien muy pronto logró reclutar a miles de alumnos de escuelas, turistas y buceadores para que tomaran imágenes e informaran sobre encuentros con esta especie.  

Cualquiera que al sumergirse en el océano tenga la suerte de toparse, cámara en mano, con un tiburón ballena puede luego ingresar la foto en el sitio web whaleshark.org para su identificación. Hoy cuenta con 75.000 registros de avistamiento de 12.000 animales fotografiados por 9.000 ciudadanos científicos de 54 países. 


Del espacio al océano 

“Los tiburones ballena son enigmáticos ?asegura Norman?. Mi objetivo es conocer más sobre quienes habitan nuestros océanos para conservarlos para las generaciones venideras”. 
Llamarlos “enigmáticos” no es caprichoso. Escasea la información sobre este pez enorme. Se sabe que puede llegar a los 18 metros de largo, no tiene dientes y se alimenta de plancton y cardúmenes. Pasa la vida deambulando por las aguas tropicales y no hay mucha más información.  
Cuesta verlo, porque suele habitar por meses las profundidades. Pero, cuando se produce el encuentro, surge la magia. Esta especie cuenta con una particularidad maravillosa: un cuerpo con manchas que parecen estrellas. Y lo curioso es que cada ejemplar tiene su propia “constelación”.  
Claro que no fue nada fácil identificar uno por uno. Para lograrlo, Norman tuvo que recurrir a las herramientas para estudiar el espacio de la mismísima NASA. La fórmula matemática de reconocimiento de patrones que utiliza el Telescopio Hubble para mapear estrellas permitió etiquetar individuos y así reconstruir patrones de migración y territorio. “Usamos el algoritmo para comparar miles de fotos. Funcionó: logramos reconocerlos individualmente”, aseguró el experto. 
Y lo mejor de todo es que cualquiera puede ayudar en la investigación del tiburón ballena. La información que recaba Norman se desprende, principalmente, de la comunidad de “científicos ciudadanos” de todo el mundo que comparte sus fotografías. No solo genera datos clave, sino que despierta el interés general que ayuda a la conservación de la especie.  
“Los Premios Rolex me permitieron expandir el proyecto a todo el planeta. Así que ahora tenemos uno de los programas de vigilancia animal más completos del mundo. Actualmente, personas de más de 50 países nos ayudan a vigilar a esta especie amenazada”, aseguró el biólogo. 


Vida acuática 

Descubridor y valiente ante lo desconocido, Norman se pasa la mayor parte del tiempo vestido de buzo, con antiparras y patas de rana, en el arrecife australiano Ningaloo. Sus inicios, en 1994, fueron a pulmón. Los operadores de botes turísticos lo llevaban de acá para allá gratis, el organismo australiano de conservación de parques naturales (Department of Parks and Wildlife) le cedió un espacio para que montara una oficina, el restaurante local le proporcionó comida y encontró alojamiento gratuito en casas rodantes de amigos. 
Lo suyo fue tejer redes. Y los Premios Rolex a la Iniciativa, además de hacer avanzar su investigación, lo llevaron a sumar una colaboración clave. Pues cuando Norman cambió su traje de neoprene por una camisa con corbata para asistir a la ceremonia de los galardones en India, aquel 2006, conoció a otro laureado que resultó ser un importante aliado. Era Rory Wilson, investigador de la vida silvestre e ingeniero talentoso, quien creó para los animales el equivalente a una “caja negra” de avión. 

Juntos equiparon algunos tiburones ballena con los sensores electrónicos Daily Diary de 
Wilson para poder observar su comportamiento. Estas etiquetas satelitales y cámaras abrieron el camino para estudiarlos como nunca antes. 

Fundador de ECOCEAN, que desde 2006 se ha convertido en la principal organización no gubernamental de investigación de tiburones ballena, Norman se transformó en un líder defensor de la especie en todo el planeta. Con sus informes, logró incluir al pez en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) como especie en peligro. También ayudó a impulsar iniciativas globales para prohibir el comercio de los productos del tiburón ballena y desarrollar el Memorando de Entendimiento de la ONU para la protección de la especie. 
Además, creó el programa escolar “Carrera alrededor del mundo”. El objetivo es que los estudiantes rastreen ejemplares y dibujen el mapa aún inexplorado de la migración del tiburón ballena.  
Con todo, no extraña que en 2019 fuera nombrado miembro de la Orden de Australia (AM) por su “importante servicio a la ciencia como biólogo marino”. El galardón lo empuja a seguir con la misma pasión que pone desde hace 26 años. Su trabajo es complejo, pero no piensa flaquear. Sabe que cuenta con una poderosa red de colaboradores. 

Encontrá más información en Rolex.org