El millonario préstamo que podría hacer tambalear el imperio de Trump
El reloj avanza y la deuda aprieta: el futuro del rascacielos de Trump en Nueva York depende de un giro financiero inesperado o de aliados con billetera generosa.

El préstamo más complicado del imperio de Donald Trump, una hipoteca sobre un rascacielos de Wall Street por US$ 115 millones, vence dentro de exactamente 46 días. La forma en que el presidente cubra esa deuda dirá mucho sobre su situación financiera actual y el impacto que tiene la política en sus cuentas.

La propiedad, ubicada en el número 40 de Wall Street, enfrenta un riesgo grave. Trump controla el edificio, aunque no es dueño del terreno sobre el que está construido. Ese lote pertenece, desde hace años, a una familia alemana dedicada a la industria naviera.

Hoy, el presidente paga US$ 2,5 millones al año por el alquiler del terreno. Sin embargo, ese gasto podría saltar a unos US$ 16 millones en 2033, lo que eliminaría sus US$ 9 millones de ingresos operativos.

Por eso, el valor actual del edificio ronda los US$ 85 millones, según cálculos de Forbes, es decir, US$ 30 millones menos que el saldo pendiente del préstamo.

Para tapar el agujero, alguien tendrá que poner una fortuna. Una posibilidad: el presidente podría cubrir parte o toda la deuda con los cientos de millones que ganó recientemente con inversiones en criptomonedas. Forbes estimó sus tenencias líquidas en US$ 770 millones en marzo, aunque gran parte de ese dinero está comprometido. Trump acumula unos US$ 600 millones en pasivos legales y ya dejó casi US$ 300 millones en depósitos y bonos vinculados a esas causas. Tampoco está claro qué parte de su dinero líquido está en criptomonedas y cuánto en dólares estadounidenses.

 

Otra alternativa sería que Trump consiga a alguien que acepte refinanciar la deuda. Con los ingresos actuales, cuesta imaginar que un prestamista tradicional confíe en que la propiedad genere lo necesario para cubrir los US$ 115 millones que debe. Aunque no se puede descartar que aparezca un prestamista no tradicional que esté dispuesto a prestar la plata con la expectativa de cobrar de otra manera.

El presidente ya tiene antecedentes de esquivar problemas con el número 40 de Wall Street. Eso pasó durante la crisis de 2008, cuando las dificultades de liquidez llamaron la atención de su prestamista de entonces, Capital One. Trump quiso evitar un pago de capital de US$ 5 millones con vencimiento en 2015, según documentos que después se presentaron en la justicia. El banco se negó a renegociar, y Trump acudió a otro prestamista: Ladder Capital, donde trabajaba el hijo de Allen Weisselberg, que durante años fue su director financiero.

Jack Weisselberg, el hijo, reconoció ante colegas que 40 Wall Street podía traer complicaciones. "El problema del acuerdo es el arrendamiento del terreno", escribió por correo electrónico al CEO de Ladder en 2015. "Pero nos hemos acostumbrado a ese riesgo". Ladder prestó US$ 160 millones y se asoció con otras entidades para agrupar esa hipoteca junto con decenas de préstamos más, que luego vendieron en partes, presentando la operación como atractiva. Sin embargo, la propiedad nunca rindió como se había prometido.

Con la fecha límite para saldar el préstamo cada vez más cerca, el plan de Trump sigue siendo un misterio. Un vocero de la Organización Trump no respondió a la consulta. En los últimos diez años, el presidente ya canceló más de diez hipotecas, la mayoría antes de tiempo. Quizás ni siquiera le preocupe lo que pasa en Wall Street. Después de todo, ahora que volvió al poder, muchas figuras de peso —seguidores, empresas e incluso gobiernos— parecen apuradas por caerle bien.

 

Nota publicada en Forbes US.