Conocé a la empresa multimillonaria que fabrica inyectores para medicamentos de gran éxito como Ozempic
SHL Medical empezó en 1989 haciendo dispositivos médicos con una única fábrica en Taiwán. Ahora la empresa está preparada para ganar una gran parte del floreciente mercado de los medicamentos para la pérdida de peso.

El éxito arrollador de los medicamentos para la pérdida de peso tomó por asalto los mercados el año pasado, impulsando enormes ganancias en las acciones de fabricantes como Novo Nordisk, empresa que hace Wegovy y Ozempic. 

La mayoría de los pacientes los toman en casa en inyecciones semanales, utilizando unos dispositivos de plástico parecidos a lapiceras, conocidos como autoinyectores, llenos del medicamento líquido y provistos de una aguja diminuta del ancho de dos cabellos humanos.

A medida que se dispara la demanda de estos fármacos, también lo hace la necesidad de esos dispositivos. Ese crecimiento dio origen a un nuevo multimillonario: Roger Samuelsson, el cofundador sueco de 60 años de SHL Medical, con sede en Suiza, uno de los mayores fabricantes de autoinyectores del mundo. 

 

Forbes calcula su fortuna en 3.000 millones de dólares, en gran parte gracias a su participación del 69% en la empresa que cofundó en 1989. El 31% restante está en manos de la firma sueca de capital riesgo EQT -que generó siete multimillonarios a lo largo de los años- y Athos, la oficina familiar de los multimillonarios hermanos Struengmann. 

Samuelsson, tímido con la prensa y que declinó múltiples solicitudes de entrevista, también disfruta con los autos rápidos (compitió en la serie Ferrari Challenge en 2016) y posee el mega yate Octopus, de 414 pies, que compró en 2021; el yate fue construido para su primer propietario, Paul Allen, el cofundador de Microsoft fallecido en 2018.

SHL Medical hace inyectores para medicamentos que tratan desde la esclerosis múltiple hasta el asma y la psoriasis. Veinte de las 25 mayores empresas farmacéuticas del mundo -incluidos los gigantes Novo Nordisk, Amgen y Pfizer- utilizan los productos de la firma, así como un gran número de pequeñas empresas biotecnológicas emergentes, según los archivos revisados por Forbes. El 90% de los ingresos de la firma proceden de los autoinyectores, donde controla el 25% del mercado mundial.

 

"Son dispositivos de un solo uso que tienen el fármaco aquí dentro, se quita el tapón y se inyecta uno mismo", dijo Ulrich Fässler, CEO de SHL Medical, haciendo una demostración de uno de los productos de la firma -un inyector cilíndrico y elegante llamado "Molly" que se asemeja a un marcador de pizarra- en una videollamada desde su oficina de Zug (Suiza).  Otro se llama "Maggie"; la empresa dice que son nombres fáciles de recordar.

 "Cuando Roger empezó a principios de los 90, pensó que los autoinyectores de un solo uso podrían transformar la administración de fármacos. Tardó 30 años, pero lo hizo. Somos la empresa de más rápido crecimiento del sector".

Nacido y criado en Suecia, Samuelsson estudió ingeniería en la ciudad sureña de Linköping y fue un ávido boxeador en su juventud. Al darse cuenta de que todos sus guantes de boxeo se fabricaban en Taiwán, decidió visitar la isla en 1983, cuando tenía 20 años. Recorrió las fábricas y empezó a enviar a Suecia guantes, tacos de baño y equipos de rehabilitación para ancianos.

 

"Descubrí un montón de cosas diferentes, desde conectores y cables hasta básicamente cualquier cosa que fuera rentable", dijo Samuelsson a Dragon News en 2010. "Después de ir varias veces, me encantó la energía y la emoción del lugar y decidí pasar más tiempo en Taiwán".

Se trasladó allá de forma permanente en 1988 y fundó SHL Medical al año siguiente, con su socio Martin Jelf. Su primera gran oportunidad llegó en 1994, cuando consiguieron un contrato para hacer inyectores para la empresa farmacéutica Upjohn (ahora parte de Pfizer), con sede en Kalamazoo, Michigan. 

Samuelsson compró la participación de Jelf en 2004 y decidió doblar la apuesta por los autoinyectores, consiguiendo un contrato con Amgen en 2006 para fabricarlos para Enbrel, un medicamento biológico que trata la artritis reumatoide.

 

"Hicimos que la administración a domicilio fuera realmente posible", afirmó Fässler, que se incorporó a la empresa en 2010 y dirigió las operaciones de la compañía en Taiwán. "Ese fue el punto de partida del despegue de esta industria".

La empresa también gastó mucho en tecnología, invirtiendo en máquinas para automatizar la producción hace más de dos décadas. SHL Medical cuenta ahora con robots que construyen a la perfección cada componente de los autoinyectores, los ensamblan y luego los inspeccionan para garantizar su calidad, todo eso personalizado para cada cliente.

"Son líderes tecnológicos con un margen enorme", sostuvo Andreas Aschenbrenner, socio de EQT que forma parte del consejo de SHL Medical. "Antes teníamos una empresa de automatización que quería vender una máquina a Roger. Conocieron su empresa y dijeron: 'nunca en toda nuestra vida hemos visto algo así'".

 

Fässler asumió el cargo de CEO en enero de 2018, mientras que Samuelsson permaneció como accionista mayoritario de la firma. Ese mismo año, la firma completó una nueva fábrica de 680.000 pies cuadrados en Taiwán y trasladó su sede a Suiza. Dos años más tarde, EQT adquirió una participación del 31% a Samuelsson y a dos inversores más pequeños que se retiraron en la transacción, pagando más de 400 millones de dólares, según los documentos presentados en Luxemburgo.

Después, en 2022, los hermanos Struengmann -más conocidos por respaldar BioNTech, la empresa de biotecnología que se asoció con Pfizer para hacer una de las primeras vacunas Covid-19- compraron parte de la participación de EQT. SHL Medical cuenta ahora con 6.000 empleados repartidos en instalaciones de producción, diseño y montaje en China, México, Suecia, Suiza, Taiwán y EE.UU., donde abrió por primera vez un centro de diseño en Florida en 2004.

Cuando EQT invirtió por primera vez en SHL Medical en 2020, valoró la empresa en 2.100 millones de dólares. A finales de 2022, esa cifra se elevó a 3.400 millones de dólares, lo que supone una rentabilidad del 61% en sólo dos años. "Es líder del mercado en un nicho muy importante", sumó Aschenbrenner, refiriéndose al mercado de los autoinyectores.

 

Ese nicho está a punto de crecer mucho más gracias al vertiginoso aumento de las ventas de Ozempic y Wegovy, que forman parte de una categoría llamada agonistas GLP-1, llamada así por la hormona a la que se dirigen. Fässler calcula que en 2027 esos fármacos harán casi un tercio de los ingresos totales de SHL Medical y casi el 50% de su volumen de producción, frente a menos de un tercio en la actualidad. Gran parte del resto procede de los biológicos, una clase de fármacos complejos producidos mediante células vivas o microorganismos, que ayudan a tratar afecciones como la artritis reumatoide y la enfermedad de Crohn.

Los ingresos totales de los sistemas de administración de fármacos -incluidos autoinyectores, lapiceras e inhaladores- se estimaron en 2.100 millones de dólares a finales de 2022 y se espera que crezcan un 10% cada año hasta alcanzar los 3.200 millones de dólares en 2027, según un análisis de Stevanato Group, que cotiza en bolsa. 

Medicamentos como el Ozempic impulsarán aún más ese crecimiento. En 2023, el 61% de todas las terapias recién aprobadas por la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. requerirán inyectores, frente al 46% en 2014.

 

"Si se saca de la ecuación la obesidad y la diabetes, el resto del mercado crecerá entre un 10% y un 15%, pase lo que pase", afirmó Aschenbrenner. "Si se incluye la obesidad en la ecuación, es un mercado increíblemente bueno. Si incluyera las vacunas, es un mercado increíble".

SHL Medical no es la única que persigue el creciente mercado de los autoinyectores. Stevanato Group, propiedad mayoritaria de la multimillonaria familia Stevanato, suministra las jeringuillas utilizadas en los inyectores de los medicamentos para la diabetes y la pérdida de peso Mounjaro y Zepbound de Eli Lilly. 

Ypsomed, con sede en Suiza y fundada por el multimillonario Willy Michel, anunció en septiembre un acuerdo para suministrar autoinyectores a Novo Nordisk. Y la empresa matriz de Novo Nordisk anunció en febrero un acuerdo de 16.500 millones de dólares para adquirir la empresa de envasado de medicamentos Catalent, con el fin de subir el ritmo de suministro de Wegovy para satisfacer una demanda que se dispara.

 

"Hay un intento desesperado de aumentar la capacidad", afirma Paul Knight, analista de KeyBanc Capital Markets. “Lilly y Novo pueden mover cualquier volumen que consigan en el mercado. Están en modo de engullir capacidad”,  sumó David Windley, de Jefferies. 

A pesar de la competencia, hay negocio más que suficiente para SHL Medical. "No es una preocupación en absoluto", afirmó Aschenbrenner, señalando la adquisición de Catalent. "Tenemos una asociación muy buena con Novo y es muy importante que la cadena de suministro funcione".

SHL Medical está subiendo el ritmo de producción para satisfacer esa nueva demanda: tiene previsto hacer entre 750 y 850 millones de autoinyectores al año de aquí a 2028, lo que supone subir su volumen actual de unos 300 millones. Y está invirtiendo mucho para hacerlo realidad, adquiriendo una empresa suiza de automatización el pasado julio y un fabricante de moldes de inyección de plástico en Carolina del Norte en enero. Una nueva fábrica de 200 millones de dólares en Carolina del Sur tiene previsto su estreno este verano, y otra instalación de 100 millones de dólares en Suiza llegará en 2026.

 

Aunque ya no es CEO y no participa en las operaciones diarias, Samuelsson vive ahora en Suiza y sigue siendo el mayor accionista de la empresa. "El mantra de Roger es 'mirá a tu alrededor con mucho cuidado, escuchá con mucha atención, pensá durante mucho tiempo y luego ejecutá como el demonio'", señaló Aschenbrenner. "Todo se puede mejorar en todas partes y en todo momento".

De vuelta en su despacho de Zug, Fässler menciona un ejemplo de uno de los productos más recientes de la empresa: un autoinyector que transmite una señal cuando se retira el tapón, notificando al médico que el paciente tomó su dosis. "Si lo levanta, significa que se activó. Nuestros datos van directamente a la nube", dijo.

Fässler y Aschenbrenner vislumbran un futuro a corto plazo en el que muchos más medicamentos -desde vacunas hasta terapias contra el cáncer- podrían tomarse en casa. "Estamos trabajando en una solución para finales de esta década para disponer de un tratamiento oncológico", afirmó Fässler.  Aschenbrenner concluyó: "Imaginen un mundo en el que se puedan suministrar vacunas en un dispositivo de entrega que no necesite un médico".

Nota publicada en Forbes US.