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Negocios

Vuelo retrasado: la encrucijada de la aviación ejecutiva en Argentina

Forbes Digital

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24 Enero de 2020 15.04

Dólar, falta de crédito y de políticas de Estado ponen en jaque a un sector que está al borde de quedar fuera de juego. 

Por Sebastian Chicou 

La aviación ejecutiva en Argentina es relativamente pequeña, en comparación con mercados más desarrollados como el brasileño o el americano. 

La Agencia Nacional de Aviación Civil (ANAC) tiene registradas unas 66 empresas de transporte aéreo no regular, es decir taxis aéreos, de las cuales muchas de esas compañías están en vías de extinción. Las empresas se mueven inevitablemente al ritmo del dólar por sus componentes y el origen de fabricación de las aeronaves, ya que no existe en Argentina fabricación de repuestos e insumos, por lo que la devaluación las atravesó de lleno. 

Alquilar un avión en la región de por sí es más caro. Los precios son más altos que volar la misma aeronave en los Estados Unidos. La explicación está en la gran oferta existente y los menores costos en la adquisición y flete de repuestos. 

Volar por ejemplo desde Buenos Aires a Punta del Este en plena temporada en un jet de hasta 8 pasajeros, hoy implica desembolsar entre 4.500 y 6.500 dólares. Hacer Buenos Aires-Bariloche puede llegar a implicar un desembolso de unos US$ 17.000, dependiendo de la aeronave. Asimismo, un vuelo desde Buenos Aires a Carmelo en helicóptero para cuatro personas tiene un valor mínimo de US$ 2.000. 

Una gran deficiencia de estos servicios es que se paga por el viaje ida y vuelta, aunque solo se utilice un tramo. 

Otro componente no menor son las grandes extensiones que tiene la Argentina. Con 2.780.000 km2 se ubica en el octavo lugar en cuanto a su tamaño, por lo que la lejanía impacta en los costos de movilidad. 

Volando bajito 

Las asignaturas pendientes de los últimos gobiernos son el principal obstáculo para el desarrollo de esta industria. Es muy cierto que existen al menos 40 años de desinversión en materia de aeronavegación, y un poco menos en infraestructura aeroportuaria. Pero lo que no entendió el gobierno saliente con su revolución de los aviones es que existe un problema demográfico de base, esto es: centralización de la población en Buenos Aires y pocos destinos con masa crítica de habitantes y un análisis básico sobre las rutas aéreas rentables. Guste o no, se van a tener que seguir subvencionando vuelos y rutas, porque el principal problema es demográfico y no aeronáutico. 

La falta de descentralización de la población hace que no se generen polos educativos, industriales y tecnológicos fuera de Buenos Aires, y es insuficiente sostener la aviación únicamente con turismo. La prueba está en el ingreso de las Low Cost que “regalan” los vuelos y no llenan sus aviones. 

Como consecuencia, no se genera desarrollo aeroportuario. Hoy existen en promedio dos aeropuertos con pistas de asfalto y solo servicios básicos en cada provincia, lo que impacta directamente en la industria. 

La falta de crédito es un gran pendiente. No hay líneas para adquirir aeronaves, salvo algunas fábricas que proponen financiación directa como el caso de Cessna Textron. 

Claro está que estos no son los únicos “palos en la pista”. Los impuestos distorsivos sobre los bienes o componentes que no se fabrican en el país, impactan directamente en la actividad.  A ello se suma un Banco Central con un cepo que impide la compra de dólares para comprar aeronaves en el exterior, siendo en muchos casos la aeronave una herramienta de trabajo. 

La aduana por su parte que sigue siendo un obstáculo con normativas y regulaciones en materia aeronáutica del año 1949. Bajo estas normas se impide incluso que aeronaves con matrícula extranjera lleguen al país para haces su mantenimiento, dado que esto los obliga a realizar una importación temporaria con los costos asociados que implica. 

También está el Consejo de Deliberantes que obstaculizan la implementación de helipuertos porque ven en estos vehículos solamente el uso VIP. 

Contrastes 

En San Pablo (Brasil) y alrededores existen unos 400 helipuertos, una asociación de pilotos de helicópteros con más de 1500 miembros y unos 650 helicópteros. 

En Buenos Aires, en cambio, existen dos helipuertos utilizables, no más de 70 pilotos de helicóptero profesionales y apenas unos 80 de estos vehículos sin otro uso que la recreación. 

En Brasil se desarrollaron fábricas de aviones y helicópteros que generan miles de empleos e ingresos para el Estado. Pero el desarrollo de cualquier industria necesita de políticas claras, escenarios predecibles, solo así entrarán jugadores que inviertan y generen un cambio en el sector. 

 

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