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Creó una bodega a 65 km de Buenos Aires y ahora apuesta por la Costa argentina: la historia de Casa Gamboa

21 Abril de 2024 09.15

Cecilia Valleboni Forbes Staff

Eduardo Tuite plantó las primeras uvas de Casa Gamboa hace más de una década. Ubicada entre Cardales y Campana, es la bodega más cercana a la ciudad. Su apuesta por el enoturismo y la posibilidad de tener un viñedo propio.

Eduardo Tuite no es enólogo ni ingeniero agrónomo. Creció en Venado Tuerto, en una familia de tradición agricultora. Se mudó a Buenos Aires, estudió Economía y fundó una agencia de viajes especializada en turismo receptivo, que cuenta con 40 empleados. Con ese insight, viendo el interés de los extranjeros por el vino argentino, apostó por una bodega cerca de Buenos Aires. Así nació Casa Gamboa

"Quería hacer algo relacionado con el enoturismo y cuando empecé con el proyecto mi objetivo era estar cerca de Buenos Aires, con fácil acceso y que garantice una experiencia de primer nivel", asegura el empresario. Ubicado entre Cardales y Campana, a 45 minutos de la Ciudad de Buenos Aires, el predio de 5 hectáreas de viñedo se encuentra rodeado de bosques naturales, campo quebrado, vides, álamos y laguna. Cuando comenzó con el proyecto hace 14 años, invirtió US$ 1 millón -entre la adquisición del campo, la maquinaria y las plantas- y fue un período de muchos errores y aprendizajes. 

Casa Gamboa
"El timing en Argentina es fundamental", asegura Tuite, que dio los primeros pasos en el rubro a fuerza de prueba y error. 

En aquellos años, no había muchos proyectos de vitivinicultura en la provincia, dado que hasta 1998 estaba prohibido plantar viñedos fuera de la región de Cuyo. Las primeras uvas las plantó en 2010 y "no fue fácil", dice. Hasta que sumó a su equipo a Enrique Mirazo, un ingeniero agrónomo con experiencia en viñedos en Uruguay y el sur de Brasil. "Tuvimos que aprender cómo hacer vinos en la provincia de Buenos Aires -que es diferente a la modalidad mendocina-, conseguir las plantas e instalar riego, porque el primer año no lo hice y me salió mal", cuenta y añade: "Fue un proceso muy largo; recién en la vendimia de 2021 pudimos ver los resultados en una copa". 

El viñedo produce principalmente Malbec, Cabernet Franc y Pinot Noir, además de algo de Bonarda, Movedre, Sauvignon Blanc, Merlot, Riesling y Chardonnay, sobre un suelo franco arcilloso. Cuenta con una bodega con capacidad para 25.000 litros y esta temporada alcanzará los 15.000 litros de producción. "Es un viñedo que empezó experimental y hoy es una bodega", asegura. Tuite cuenta que -por su background de turismo- hizo el camino inverso a las bodegas tradicionales: plantó las uvas, puso el restaurante y luego construyó la bodega. 

Menú Casa Gamboa
El enoturismo es una de las principales fuentes de ingreso. Recibe en promedio 2.000 visitantes por mes. 

"La propuesta gastronómica de Casa Gamboa está pensada como una experiencia: comer con vistas al viñedo, disfrutando de sucesivos platos y copas que van llegando a la mesa", cuenta. La propuesta gastronómica está en manos de Edward Holloway, quien también está detrás de otros proyectos en Mendoza. La carta se presenta por pasos, como la mayoría de las bodegas de la zona de Cuyo, pero se distingue por estar pensada como un "tapeo". La experiencia se completa con vinos Gamboa de Campana, además de ediciones limitadas provenientes de rincones especiales de Argentina. Los enólogos Karim Mussi, Santiago Achával y Agustín Lanús pusieron su sello de calidad en estas etiquetas. Hoy recibe en promedio unos 2.000 visitantes por mes. "El mix es 50/50 tenemos muchos turistas extranjeros pero también mucha gente de la zona", dice. 

Otro enfoque para el negocio

Para este año, Tuite proyecta una facturación de US$ 950.000. La mayor parte del negocio corresponde al enoturismo. Pero también encontró otro nicho para crecer: Mi Finca Gamboa. Se trata de que la gente pueda tener su parcela de finca, con su vino y su propia etiqueta. "Lo lanzamos en noviembre de 2022 como un proyecto para sumar amigos y hoy es un negocio que está creciendo mucho con 100 parcelas vendidas", cuenta. Es una acción por 30 años, con una parcela asignada de 50 plantas de las cuales todos los años se pueden recibir 150 botellas. "El precio de la parcela ronda los US$ 15.000 y los años siguientes se paga el costo de vinificación. Si por algún motivo no quiere vinificar, la bodega le compra la uva", detalla. 

Casa Gamboa
El próximo paso será la construcción de una bodega -también con foco en el turismo- en Madariaga, Pinamar. 

De cara al futuro, Tuite proyecta una nueva inversión para construir un hotel boutique que permita completar la experiencia full day. "También queremos hacer un pequeño barrio, asociado a la vitivinicultura", adelanta. Además, hace dos años comenzó un proyecto con las mismas características en un predio de 7 hectáreas en Madariaga, Pinamar. "Tenemos las primeras plantaciones y este año vamos a empezar con la construcción de la bodega y el restaurante. Vamos a ser pioneros en la zona", se entusiasma. Este año, el precio de Mi Finca Gamboa en la Costa ronda los US$ 9.000 y proyecta que el año que viene podría duplicarse el valor, cuando ya esté más avanzado. 

Para Tuite, la vitivinicultura es una apuesta que requiere mucha paciencia. "Son proyectos a largo plazo y tuve que pasar varios vaivenes de la economía o a nivel personal, pero lo más interesante es ir planeando y se hará cuando se pueda. El timing en Argentina es fundamental", admite. Y añade: "Tengo otro sueño que es crear otro Gamboa en la Patagonia, estamos viendo las posibilidades". 
 

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