Forbes Argentina
mariel-fornoni1
Editorial
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19 Septiembre de 2018 22.31

La volatilidad generó la percepción de una pérdida de rumbo y de un liderazgo que se debilitaba. La directora de Management & Fit analiza el presente y futuro del Gobierno.

El Gobierno de Mauricio Macri vive hoy la crisis de confianza más importante desde su asunción. Sus indicadores de aprobación de gestión, de imagen y de expectativas alcanzan los valores más bajos, dato generalizado entre todos los analistas. Su aprobación de gestión oscila, para la consultora Management & Fit, alredededor de los 32 puntos de aprobación, frente a 62 puntos de desaprobación.

También es cierto que el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner experimentó valores mucho más bajos a lo largo de sus ocho años de gestión. Por caso, alcanzó los 18 puntos de aprobación durante la crisis del campo en 2008.

El índice de confianza del Gobierno actual es bajo, aunque superior al que ostentaba Cristina Fernández a la misma altura de su gobierno, en el mes 32 de su mandato.

En el camino a la reelección, la recuperación en el caso del gobierno kirchnerista vino, entre otras cosas, de la mano de la economía. La situación económica del Gobierno de Cambiemos no parece poder impactar positivamente el año que viene.

El deterioro de la situación económica lleva a pronosticar que la recesión va a ser más profunda y prolongada que lo anticipado previamente. Además, se estima que un índice tan influyente como la inflación va a escalar aún más de lo que se preveía a principios de este año. Este panorama económico más sombrío termina repercutiendo, sin lugar a dudas, en el escenario político. Lo cierto es que el año electoral va a encontrar a una Argentina procesando los efectos del ajuste.

A comienzos de 2018 se pensaba y se creía que el presidente Mauricio Macri tenía la reelección asegurada y garantizada. Sin embargo, a mediados de año y tras los vaivenes de la primera crisis, eso pasó a ser probable. Ahora habrá que ver cómo queda el balance de probabilidades una vez que termine el episodio de volatilidad que surgió en los últimos meses y que luce bastante más fuerte que una tormenta.

Ahora, si no es la economía, ¿podría ser otro el eje de la elección de 2019?

Evidentemente, todo parece volver hacia la confianza. El Gobierno de Mauricio Macri había sido siempre muy eficiente en conseguir renovar las expectativas. Los ciudadanos y la gente sentían que, pese a los magros resultados en la economía, había un liderazgo fuerte en el cual confiaban. En algún lugar, y en medio de la tormenta, se veía tierra firme: había un horizonte.

Hasta que la volatilidad de los últimos meses generó la percepción de una pérdida de rumbo, de un equipo que flaqueaba en sus decisiones y de un liderazgo que se debilitaba con el tiempo.

El Gobierno debe mostrar que puede virar, que es posible corregir con maniobras firmes; deben dar fe de que pueden volver a encontrar el camino y así ganar la confianza perdida en el último año.

Según Fukuyama, una de las mayores lecciones que uno puede tomar del estudio de la vida económica es que la prosperidad de una nación y su competitividad están condicionadas por una sola y única característica cultural omnipresente: el nivel de confianza propio de la sociedad.

Así, para el Gobierno, recuperar la confianza parece ser la condición necesaria para el inicio del camino.

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