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Del aula a la oficina: un camino cada vez más llano

Jesica Mateu Forbes Staff

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10 Mayo de 2020 08.00

Las empresas destinan cada vez más recursos a acortar la brecha entre la universidad y el ámbito laboral. La integración es fundamental en los “trabajos del futuro”. Que ya llegaron, hace rato.

La   formación  universitaria es clave para empezar a delinear el camino profesional. Sin embargo, ante el dinamismo de la vida en general y del mercado laboral en particular, la experiencia de campo, sobre todo en contextos de incertidumbre, obliga a repensar la teoría.

De allí que las corporaciones deseen asegurarse que los futuros profesionales no solo tengan conocimientos obtenidos en la educación formal, sino que también sean capaces de confrontarlos, aplicarlos y adaptarlos en su quehacer diario. En consecuencia, el mundo empresarial está buscando la forma de moldearlos a las exigencias, necesidades y desafíos contemporáneos en la etapa en la que están más ávidos de nuevas oportunidades y con la plasticidad que caracteriza a la juventud.

Las  altas  calificaciones  son  tan importantes como las habilidades blandas que los universitarios puedan demostrar. En este sentido, las empresas coinciden en que la aptitud de aportar soluciones a los conflictos y obstáculos más o menos cotidianos, la flexibilidad frente al cambio y la facilidad para trabajar de manera colaborativa son algunas de las virtudes que buscan en los estudiantes que se hallan cursando los últimos años de su carrera. En especial cuando se trata de estudiantes de ciencias económicas, de distintas orientaciones de ingeniería o de perfil tecnológico.

Precisamente con el objetivo de hacerle frente a la dificultad que suele tener el mercado IT para encontrar recursos calificados en nuevas tecnologías, gA, la firma global que utiliza plataformas digitales y servicios de transformación, cuenta con el programa gA Academy. A través de él entrena y capacita jóvenes estudiantes en el manejo de las herramientas que considera necesarias para su inserción en los trabajos del futuro.

Fue implementado el año pasado en Argentina  y México para alumnos de diversas universidades con las que gA creó acuerdos. Son prácticas rentadas y con una duración de entre uno y cuatro meses, según las temáticas a tratar. Son los propios colaboradores y ejecutivos de la compañía quienes están al frente de la capacitación. Puntualmente en Argentina, “está dirigido a estudiantes de entre 18 y 25 años de Ciencias Económicas, Ingeniería Industrial, Administración, Sistemas, Programación o carreras afines. Su propósito es enseñarles cómo trabajar en una empresa de tecnología, incluyendo clases teóricas y prácticas, metodologías ágiles, gestión de proyectos, procesos de negocio, gestión de las relaciones y marketing, entre otras temáticas”, explica Geraldine Wasser, gerente de Capital Humano y Sostenibilidad de la Región Sur y USA de gA.

Por su parte, el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) es una de las tantas casas educativas de renombre que tienen acuerdos con empresas para formar profesionales que satisfagan la demanda del mundo laboral.

“Queremos combinar formación y experiencias laborales críticas para el aprendizaje”. María Victoria Arraztoa, líder de Desarrollo y Empleados en Banco Galicia.

Uno de ellos es el de las Cátedras Nominadas, que consiste en que una firma acompañe financieramente y/o con expertos una materia. La idea es “elevar el conocimiento de los alumnos para que sean mejores profesionales”, explica a Forbes Carola Giménez, directora del Departamento de Relaciones para el Desarrollo de ITBA. Para lograrlo, el director de la cátedra coordina con la empresa el modo en que se desarrollará la formación de forma tal que exista una sinergia entre ambas partes. “No puede venir una compañía y contar lo que quiere, sino que tiene que ajustarse a lo que se dicta en la materia. Lo que buscamos es acompañar la formación del futuro profesional”, aclara Giménez.

El Banco Galicia es una de las firmas que forman parte de este programa. Además de cubrir el costo de la cátedra, pone a disposición gerentes de distintas áreas para que visiten a los estudiantes de Finanzas (de universidades como la Di Tella) y los ayuden a aplicar los conocimientos teóricos en casos reales. También la consultora Paradigma participa de Cátedras Nominadas de ITBA en la materia Diagnóstico Empresario y Plan de Acción, en la cual los jóvenes del último año de Administración de Sistemas pueden analizar ejemplos prácticos a modo de trabajo final.

Pero, si nos referimos al Banco Galicia, María Victoria Arraztoa, líder de Desarrollo y Empleados de la entidad, cuenta que, además, el banco posee programas de jóvenes profesionales “que permiten combinar formación y experiencias laborales críticas para el aprendizaje”. Lo hacen porque consideran que de esta manera aportan a las nuevas generaciones “una dimensión mucho más tangible sobre cómo se aplican los conocimientos que fueron adquiriendo en proyectos de negocio y desarrollos reales, pudiendo ver el proceso desde la idea hasta el impacto”. Al mismo tiempo, les brinda una actualización permanente de las necesidades del mercado en materia de profesionales a los centros educativos.

También el Grupo Techint cuenta con iniciativas destacadas en este sentido. Por un lado, es clave en la cátedra Centro de Materiales del ITBA. En función del proyecto que la universidad quiera llevar adelante, el holding dona el dinero para la compra de los materiales del laboratorio. Aun así, como no siempre es fácil para los estudiantes encontrar estrategias de formación que incluyan la inmersión en el mundo empresarial a la vez que cumplen con sus obligaciones académicas, el Grupo Techint ofrece también el Programa de Prácticas Educativas de Verano. Está orientado a universitarios de todo el país que estén en una etapa avanzada de sus carreras. Se lleva a cabo durante tres meses en las distintas empresas del grupo. “Este año se sumaron al programa 224 jóvenes”, asegura Felipe Harriague Castex, jefe de Empleos del Grupo Techint. Y subraya la importancia que representa para “muchos estudiantes que durante el año no pueden hacer una práctica profesional”. Es una oportunidad de formación a partir de la cual tienen la posibilidad de desenvolverse en proyectos bajo el acompañamiento de un tutor que los orienta para llevar lo aprendido en la universidad al campo profesional.

“Las habilidades y herramientas que el mundo empresarial necesita cambian mucho más rápido de lo que se adaptan las currículas de las universidades”. Felipe Harriague Castex, jefe de Empleos del Grupo Techint.

Por otra parte, Harriague Castex destaca otra iniciativa que por ahora se implementa a modo de prueba piloto en el ITBA y en la UCA. Consiste en el armado de proyectos a medida por parte de profesionales de distintas firmas de Techint útiles para que los estudiantes elaboren su tesis o trabajo final. “En algunos casos se hace 100% en forma remota presentando los resultados a la universidad y a la empresa; en otros, incluye algún período en planta o en oficinas para el análisis y la implementación del proyecto”, describe el jefe de Empleos del Grupo.

Pan American Energy también es un caso ejemplar. Su gerente de Gestión de Talento, Victoria Traverso, explica a Forbes que buscan “jóvenes innovadores con espíritu de equipo, dispuestos a asumir grandes retos y a desafiar el statu quo”. En definitiva, “los líderes del futuro”. Para encontrarlos, la empresa recorre el país de norte a sur y desarrolla fuertes lazos con universidades de las provincias donde tiene operaciones: Comahue, Di Tella, San Andrés y el IADE, así como la Universidad de La Plata, la UBA, Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, Universidad Nacional de Salta, UTN Campana y Universidad de Cuyo.

“Este año, además, generamos mejoras en el proceso de selección para que sea más ágil”, anuncia Traverso. Es a través de internet, y los universitarios avanzan en la preselección mediante un juego. Los elegidos son convocados para trabajar en un proyecto, acompañados por un tutor y un mentor, en un entorno dinámico. Es que la empresa tiene la certeza de que las iniciativas de capacitación “achican la brecha entre el mundo universitario y el del trabajo. Los jóvenes aprenden haciendo”, afirma la ejecutiva.

Autores y mentores: el nexo clave

Los tutores en este tipo de programas son los que acompañan a los futuros profesionales en la experiencia diaria, mientras que los segundos son ejecutivos “más senior de la organización con quienes los chicos tienen encuentros más espaciados”, apunta Traverso. Así, los mentores les trasmiten a los chicos la cultura de la organización y los asesoran respecto del camino profesional que podrían emprender en función de sus habilidades, intereses y conocimientos. La idea, además, no es solo conocer y formar talentos sino también asegurarse de que obtengan su título universitario. “Porque, una vez que empiezan en el mundo de las corporaciones, es difícil continuar con los estudios. Durante las pasantías y prácticas tienen mucha capacitación, trabajo de campo y acompañamiento”, destaca la responsable del Área en PanAmerican Energy.

De esta manera, la compañía cumple el objetivo de identificar los perfiles de estudiantes que pronto, como profesionales, podrán aportar valor a su negocio; a la vez que los moldea para que sepan cómo moverse en el ritmo vertiginoso que a veces impone el ámbito laboral. “Es una oportunidad para que puedan pasar los conocimientos teóricos por el tamiz que tenemos en las empresas”, destaca Traverso. En definitiva, se trata de complementar la educación académica con la vida laboral en contextos más inciertos. En el mundo real.

"Buscamos jóvenes innovadores con espíritu de equipo, dispuestos a asumir grandes retos y a desafiar el statu quo”. Victoria Traverso, gerente de Gestión de Talento de PanAmerican Energy.

Por su parte, Bárbara Toth, CEO de Fesa Group Argentina, empresa de reclutamiento, selección y consultoría estratégica de capital humano, asegura que cada vez más compañías, sobre todo las internacionales, adoptan programas de  Jóvenes Talentos.  La  metodología de algunas de ellas consiste en analizar el perfil de los estudiantes que estén en el último año de la facultad, y avanzar en “un proceso riguroso de selección, con cuestionarios psicométricos y cognitivos. Los finalistas pasan por un Assessment Center: entrevistas, ejercicios grupales e individuales, tanto de gestión como de planificación y organización. Los mejores entran en el programa, que normalmente dura dos años, donde pasan una gran parte de ese tiempo en filiales fuera del país, rotando por diferentes puestos de la empresa para entender el funcionamiento. Varias compañías, incluso, envían a los jóvenes a hacer un MBA con la condición de comprometerse a trabajar por 24 o 36 meses en la empresa después del retorno al país de origen”, concluye Toth.

El aporte que realice el mercado a la educación es fundamental para el futuro. En la actualidad, “las habilidades y herramientas que el mundo empresarial necesita cambian mucho más rápido de lo que se adaptan las currículas de las universidades. Un claro ejemplo es Power BI, una herramienta para recopilar y analizar gran cantidad de información. Hoy es algo que en la universidad todavía no está desarrollado y que, por lo tanto, se puede aprender en la práctica”, concluye Harriague Castex.

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