Las reuniones más importantes de estos días son con una webcam. Pero igual que en un encuentro cara a cara, la “buena presencia” es fundamental en el entorno digital.

¿Qué hacer? Primero, comprobar que funcione todo. Si no funciona bien tu laptop o tu smartphone, parecerá que no sabés manejar la técnica y provocarás en tu interlocutor una sensación indeseada. Después, la app: ¿cuál es tu preferidá Comprobar el micrófono también es útil. Y la conexión a Internet: si salís pixelado es mejor no salir y poner una foto. Siempre teniendo en cuenta que es una llamada de trabajo, no un perfil de Tinder.

Pensá qué ponerte. Cómo te vestís en casa dice también quién sos. Es cierto que puede haber un cierto relajo informal pero tampoco excesivo. Ideal: ser neutral, no llamar la atención. Corre la regla de los conductores de noticiero: no pueden ser más llamativos que la noticia.

Revisá el marco sobre el que se te verá. Cuidá el fondo. Tampoco lo falsees. Como recomendación, una biblioteca siempre es interesante, proyecta una imagen hogareña e intelectual. Mucha atención a la intimidad de la familia. Tu familia no tiene porqué ver expuesta su intimidad a tu agenda virtual.

Siempre tener en cuenta que una conferencia corta es mejor que una larga. Lo mismo que en la oficina. Limitá el número de videollamadas. Hay cosas que se pueden solucionar con una llamada de teléfono, para las que no hace falta verse.

¿Qué no hacer? Cuidado con las redes. No todos tus compañeros quieren aparecer en una foto de Instagram (y ya pasó un poco de moda).

Las videollamadas no se llevan bien con la jerarquía. No hace falta monopolizar el tiempo solo para demostrar que eres el jefe. Escuchar es la mejor técnica.