OSDE no estaba cubriendo el seguimiento de los tratamientos psicológicos en forma virtual y estallaron las demandas tras la cuarentena originada por el coronavirus.

Mas de 36.000 personas iniciaron un reclamo en change.org para poder ser atendidas. Mientras se estaban instalando figuras legales como la del abandono de persona, la prepaga sacó un comunicado afirmando que los tratamientos vigentes podrán continuar en forma semanal y se abrirá una mesa de contención para nuevos casos.

La pandemia provocó que se discontinuaran los tratamientos psicológicos justo en un momento donde el encierro los vuelve más necesarios. Ante esta situación, los pacientes optaron por intentar seguirlos por medios virtuales o telefónicos. Pero se encontraron con una férrea respuesta por parte de OSDE. No los autorizó, y así también lo supieron los profesionales del Centro Médico PROSAM (donde terceriza sus servicios). Además, la prepaga les comunicó que liberaba a sus pacientes y profesionales para que arreglasen honorarios entre ellos.

Mientras tanto, las redes estallaban: “Hoy fui a mi sesión de psicoanálisis y le consulté a mi psicóloga si no podríamos hacer las sesiones online; me contesta que ella opina igual que yo, pero que OSDE no lo permite. A la hora recibo un mail desde OSDE para que no salga de mi casa y gestione sus servicios online. Dejen de hacer marketing pedorro!”, escribió Alejandro Ogando desde su cuenta en Twitter.

A medida que crecía el aislamiento, más gente comenzó a preocuparse por no poder seguir su tratamiento. Y no eran dos o tres. Los reclamos escalaron a mas de 36.000 personas en la plataforma Change.org (https://www.change.org/p/pedile-a-osde-que-cubra-las-sesiones-de-terapia-virtual-osde-msalnacion) que suscribieron el petitorio de Mauro Fernández dirigido a Luis Fontana, el CEO de OSDE. La obra social reaccionó primero diciendo que iba a habilitar una mesa de contención psicológica a través de una línea telefónica exclusiva relacionada con la pandemia y la cuarentena.

En el día de hoy, la situación se hizo insostenible. Los usuarios estaban pagando por quizá el único servicio que en esta situación estaban utilizando y ni siquiera eso podían tener. Para evitar la supuesta manipulación en los servicios ofrecidos por sus profesionales, OSDE decidió autorizar que continúen los tratamientos vigentes, pero solo hasta una vez por semana. De esta forma se puede controlar la facturación, que es sin dudas uno de los puntos que más preocupaban a la compañía.

“Para quienes no estaban en tratamiento, pero sufran consecuencias psicológicas del encierro, se creó una Mesa de contención psicológica, que atenderá cuadros agudos relacionados a la situación de pandemia y confinamiento y la resolución y derivación de nuevos tratamientos, a través de una línea telefónica gratuita. Se habilita también a los profesionales de cartilla a realizar videoconsultas mediante cualquier sistema de comunicación remota y segura en los casos en que esto sea posible, por motivos de consulta o diagnóstico, también presentando la credencial digital. En caso de tener que prescribir algún medicamento, se podrá enviar una captura de la receta que sea legible por mail o WhatsApp al socio donde figuren los datos habituales o impresa, en caso de que cuenten con esa opción. Las medidas son excepcionales y durarán mientras dure el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio, decretado por el Poder Ejecutivo Nacional. En los próximos días se informará con mayor detalle a los socios y prestadores a través de los canales habituales de atención. Para atender la creciente demanda, hemos duplicado la dotación de call center y canales virtuales”, afirma el comunicado de OSDE.

Ya había otras obras sociales que se habían adelantado al problema y no tuvieron que sufrir el multitudinario reclamo de sus afiliados en change.org. Swiss Medical, por ejemplo, habilitó la consulta virtual el día 24 de marzo a través de plataformas online.

"Hay patologías asociadas al aislamiento que ya sucedieron en la historia. Pero ahora vuelven de una forma quizás insospechada. Vino la peste", dice Claudio Goscilo, especialista en Psicología Clínica y docente de la Cátedra de Grupos de la UBA. Y agrega: "Sobre esto Albert Camus escribía: ?Lo peor de la peste no es que mata a los cuerpos, sino que desnuda a las almas y eso es horrorosó. Nos enfrentamos a lo que llamo Psicopatologías del Aislamiento. El camino actual que podemos seguir es apoyarnos en el funcionamiento colectivo, el armado de 'Redes de Comunicación y Contención' para fortalecer el sostén 'entre muchos'. Ahí la importancia estratégica de apoyarse en las aplicaciones actuales como las redes sociales que potencian y sostienen dicho efecto de contención. Pueden, bien administradas, acompañar, informar, sostener, entretener. Dar marco de apoyo y sanear ansiedades y angustias esperables frente a la transformación brutal de lo cotidiano que sufrimos. Atravesamos un "estado de excepción" y requerimos nuevas soluciones. Las prepagas entonces debieran comprender cuál es el estado actual de las cosas”, reclama Goscilo.

Por otro lado, no todos los psicólogos estaban de acuerdo con que el problema de discontinuar un tratamiento psicológico sea, al menos hasta este momento, tan grave en todos los casos. “No quiero dar mi nombre porque temo a las consecuencias que voy a tener de mis propios colegas. A mi no me parece mal lo que hizo OSDE hasta ahora. Y eso que a mí, económicamente, me afecta muchísimo. Pero yo veo una defensa corporativa disfrazada de responsabilidad profesional. Eso no me gusta y no participo. Creo que es una situación donde lo que tiene que prevalecer es el concepto de urgencia. Una cosa es un desencadenamiento psicótico, un intento de suicidio, y otra ?no me aguanto el encierró. El derecho a la terapia 'pase lo que pase' es como el derecho a comprar dólares. Hay que diferenciar necesidades. Y evitar el grito del histérico burgués que en medio del desastre clama por sus derechos. No hay que pensar que todo siga igual porque quiero cobrar lo mismo. No estamos igual que antes y los casos son uno a uno”.

La profesional destaca que ante la pandemia hay actitudes diversas: “Está el que siente que a él no le va a pasar nada y solo le pasa a otros. El descreimiento del peligro y la negación de la situación es una de las salidas habituales. La otra es el terror, la parálisis”. Mientras tanto, la profesional tiene suspendidos los tratamientos: “No atiendo más en forma presencial pero los pacientes tienen mi mail y los que quieren se pueden comunicar. Algunos quisieron seguir por teléfono. Esto no es necesario para todos los casos”.

La figura jurídica del abandono de persona fue quizás fue lo que terminó de inclinar la balanza. “El problema sucedió porque OSDE no confía en que el profesional realiza el tratamiento. Se trataba de una falla ética muy severa. Estaban incurriendo a mi criterio en un tema muy grave, por eso se está hablando de abandono de persona”, concluye Claudio Goscilo.