El prosecretario del Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires habló en vivo con Forbes sobre la actualidad del sector inmobiliario y la actividad notarial. Costos, impuestos y el camino hacia la digitalización de una actividad esencial.
En abril, se firmaron solo 7 escrituras en la Ciudad de Buenos Aires. "En un muy buen mes" explicó Ricardo Blanco Lara, "se firman unas 6.000 esrituras". Aunque esos números hace tiempo que no se ven. En los últimos 23 meses de caída consecutiva se firmaron 3.500 en el mejor momento y en marzo, antes de declarado el aislamiento, unas 1.400. Y ese registro está lejos de recuperarse. Para mayo, Blanco Lara espera "no muchas más" que en abril.
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"El mercado inmobiliario es muy lento para recuperarse", explicó en #ForbesLive, con lo cuál, los niveles de actividad de fines de los años 90 o de los picos pre 2014 o de 2018, tardarán en volver a verse. "Hoy compran los que tienen dólares atesorados o quien ha podido vender y busca comprar otra cosa. Pero los inversores, que son los que movían el mercado, desaparecieron completamente".
Más allá de la paralización, Blanco Lara observa un punto positivo de la crisis de la pandemia: "Vimos que estábamos mucho mejor de lo que pensábamos tecnológicamente". Una serie de trámites antes presenciales ya son completamente digitales, como por ejemplo la generación de documentos notariales digitales, la constatacion de una declaración de una persona mediante certificacion remota o las legalizaciones, que ahora son obligadamente digitales como medida dinamizadora y preventiva. "Estamos atendiendo a una demanda que ya existía. Y eso explica también por qué las autoridades nos declararon como actividad esencial". Las escribanías están abiertas, explicó Blanco Lara, pero hay determinados trámites lógicamente complicados por las medidas preventivas implementadas.
A lo largo de la charla, Blanco Lara se refirió a distintos puntos clave de la actividad de los escribanos: la diferencia entre seguridad jurídica y seguridad informática; los dilemas de la "firma digital"; las diferencias entre el sistema argentino y el norteamericano (y la inaplicabilidad de este en nuestro país); y los costos e impuestos involucrados en escrituras y certificaciones. "El 80% de los costos de una escritura son impuestos. En EE.UU., el costo es más alto pero como es más habitual el crédito, se licúa en las cuotas. Todo intento de importar ese sistema a Argentina fracasa porque no tenemos la misma mentalidad", explicó Blanco Lara.
Sobre el final, el prosecretario del Colegio de Escribanos se refirió a otro tema crucial para las empresas argentinas: las Sociedades por Acciones Simplificadas, cuyo régimen fue modificado en el último mes por la Inspección General de Justicia (IGJ). "Yo creo que el proyecto está en stand by y creo que la IGJ las va a rediseñar. Como herramienta es muy buena", analizó Blanco Lara.
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