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Popularizada por los filtros de Snapchat o Instagram, la tecnología biométrica de reconocimiento facial se instaló como uno de los métodos más seguros de autenticación de usuarios y de vigilancia.

28 Agosto de 2017 12.06

Popularizada por los filtros de Snapchat o Instagram, la tecnología biométrica de reconocimiento facial se instaló como uno de los métodos más seguros de autenticación de usuarios y de vigilancia.

En los últimos años, esta tecnología dio un salto espectacular, fomentada por el rápido avance presentado por las industrias del sector, la necesidad institucional de sofisticar los protocolos de seguridad y, sobre todo, el pedido de los usuarios, que la consideran una tecnología confiable y de uso atractivo. En Argentina, ICBC es el primer banco en ofrecer esta opción a sus clientes.

Pionero

Desde julio de este año, ICBC Argentina ?de la mano de FacePhi, una empresa española especializada en Biometría Facial para el sector bancarió es el primer banco del país en contar con esta novedosa tecnología, que permite:

Autenticar a los clientes a través de una solución de reconocimiento biométrico.

Simplificar el ingreso a la aplicación, al eliminar la recordación de usuario y contraseña.

Cómo funciona

El software detecta la cara del usuario y realiza un registro de puntos característicos, creando un patrón facial, que es una representación matemática del rostro.

Detección y extracción. Permite obtener las características del rostro del cliente evaluando su tamaño y posición en la imagen analizada.

Registro. A partir de las plantillas faciales, el sistema genera una estructura facial y la almacena en la base de datos para futuras comparaciones.

Comparación. Se comparan los rasgos biométricos de la plantilla facial dada y la del registro facial del usuario generado.

Reentrenamiento. Permite añadir nuevas plantillas faciales de un cliente registrado para hacer más eficaz el reconocimiento.

Reconocimiento facial A cara descubierta (y tapada también)

Los primeros avances de esta tecnología fueron en los años 60, con sistemas que reconocían rasgos como ojos, orejas, nariz o boca, y los comparaban con un patrón dado. Una década después, esta tecnología ya distinguía detalles más específicos, como el grosor de los labios o el color del pelo.

El siguiente gran salto llegó con el cambio del procesamiento de imágenes de 2D a 3D. Este avance permitió recopilar gran cantidad de información basada en submililitros (o microondas) para muchos aspectos faciales, desde la estructura ósea hasta las curvas alrededor de la cuenca del ojo, la nariz y la pera.

Hoy el reconocimiento funciona correctamente aun cuando el rostro de la persona esté parcialmente tapado, aunque haya cambios de estilo (como barba, estilo de peinado, uso de lentes) o incluso cambios de luz moderados, tanto en interiores como en exteriores.

La selfie como clave

Javier Mira es CEO y Cofundador de FacePhi, la empresa especializada en biometría facial para el sector bancario que se asoció con ICBC para brindar esta herramienta en Argentina. “El objetivo fue desarrollar una tecnología de reconocimiento facial capaz de funcionar con cualquier cámara, para que fuera adoptado de manera masiva.

Posteriormente, la penetración de los smartphones con cámara frontal, hizo que nuestro target fuera la selfie como modo de autenticación”, cuenta. Y agrega: “La tecnología de FacePhi funciona con algoritmos que comparan patrones biométricos, es decir, no comparan imágenes. Lo que favorece su fácil adopción y que el cliente pueda estar tranquilo porque su imagen no viaja por internet. Además, esta tecnología es capaz de aprender de nuestros cambios, así que una vez registrados, nunca más habrá que volver a hacerlo: nos conocerá como si fuera nuestra mamá con el paso del tiempo”.

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