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Emiliano Bello, de Altitude Logistics: "Lo peor que le puede pasar a un negocio es la incertidumbre"

Florencia Radici Forbes Staff

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Emiliano Bello, fundador y CEO de la compañía, creó un grupo económico con foco en comercio exterior que se expandió a los Estados Unidos. El desafío de adaptarse a la incertidumbre.

23 Agosto de 2021 16.06

Emiliano Bello es el CEO y fundador de Altitude Logistics, un forwarder que vende el servicio de flete internacional pero que en los últimos años se convirtió en un grupo económico con diferentes verticales de negocios que se expandió hasta EE.UU. “Le fuimos encontrando la vuelta y la pandemia terminó igualando a todas las empresas al borrar las distancias. El que no pudo adaptarse a la nueva normalidad es el que más difícil la va a tener”.

 ¿Cómo cambió el negocio? 

En comercio exterior, a diferencia de otras industrias, la pandemia alargó todos los tiempos. China empezó a exportar mucho más, se empezó a quedar sin espacio y sin contenedores, los fletes se volvieron carísimos (siguen carísimos), los tiempos de tránsito en algunos casos hasta se duplican. Y todo eso se empezó a reconvertir en un “¿cómo nos acomodamos?”, porque las empresas pasaban de tener un costo fijo de un flete a que se multiplicara hasta por 5 o 6. Nuestra empresa se acomodó muy bien porque entendimos que había que dinamizarlo, hacerlo más rápido y dar otro servicio. 

¿Cómo se logra esa diferenciación?

 Fletes vendemos todos los forwarders, pero lo que se diferencia es el servicio. Si agarrás un teléfono, llamás para pedir información y no te contestan o están tarde, el servicio no es bueno. Entonces empezamos a poner mucho foco en el servicio, y eso se vio reflejado porque duplicamos las ventas, los clientes y el nivel de facturación y tuvimos que tomar más gente. Abrimos un depósito muy grande en Pilar, hacemos logística, distribución y almacenaje. Y seguimos incorporando clientes y personal, siempre entendiendo que lo principal es que nosotros demos un buen servicio. Pero la pandemia sigue poniendo desafíos. Por ejemplo, ahora en China no hay espacio. Hay que ir surfeando la ola.

¿Qué lecciones te dejó? 

Que nada es para siempre. Estábamos muy cómodos y esto, que vino para desafiarnos, puede volver a pasar. Todo el mundo piensa: “Se va a terminar”. Puede volver a pasar. Aprendí que tenemos que estar innovando todo el tiempo, tratando de dar un mejor servicio, y que en cada una de las cosas que hacemos, la gente se sienta más cómoda y contenida.

Con la pandemia, hubo una resignificación de las personas en el centro de las organizaciones ¿Te pasó?

 Sí. Entendimos que el recurso humano que teníamos era lo que nos iba a sacar adelante. El desafío más grande es decidirse a invertir, a generar más negocio, a cambiar las cosas, a invertir con la incertidumbre. Lo peor que puede tener un negocio es la incertidumbre. Tuvimos que adaptarnos muy rápido, y las personas que tenés alrededor son las que te acompañan y las que hacen que la empresa sea lo que es. Tengo una frase en la puerta de mi oficina que dice: “Solo los que intentan lo absurdo consiguen lo imposible”, de Einstein. La miro todos los días. Cuando los demás se rinden, nosotros empujamos cada vez más.

¿Cómo te transformó como líder? 

Personalmente, como cabeza de Altitude, me movió bastante. Lo que más trato como líder es de que la gente acompañe la visión y la misión. Es lo más difícil de transmitir, pero es tu sueño transmitirlo para que los demás te acompañen. Ahí es donde después funciona la empresa, cuando se transmite lo que pensás, soñás y querés. Eso nos fue costando y nos fue cambiando. Con la incertidumbre, transmitir seguridad es un reto, que la gente sienta que no va a perder su trabajo, contenerlos. Tratar de generar herramientas para que puedan trabajar de una mejor manera.

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