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Larga vida al cepo: 6 claves para entender la política monetaria

Fernando Meaños

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22 Noviembre de 2019 15.00

La escasez de dólares de la Argentina, su necesidad de divisas para pagar deudas y la posición adoptada por los economistas allegados al nuevo gobierno indican que los controles de cambio pueden tener alguna variación, pero llegaron para quedarse.

Nada para festejar

La misma noche en que Alberto Fernández fue elegido presidente, el Banco Central determinó un bajísimo tope de US$ 200 en compras para atesoramiento. Así, quedó en el olvido la barrera anterior de US$ 10.000 que se había impuesto el 2 de septiembre. El gobierno de Mauricio Macri había iniciado su gestión eliminando el cepo del kirchnerismo, que había tenido diferentes etapas y modalidades pero que en diciembre de 2015 autorizaba, con un mecanismo sinuoso, hasta US$ 2.000 por mes para ahorrar. Muchas veces el macrismo se jactó de la “salida exitosa del cepo” como uno de sus logros. Pero se despide con restricciones aún más duras.

Atajos bien cerrados

El control de cambios siempre se va implementando de a poco, a medida que las autoridades y el mercado advierten formas de evadirlo. Al tope para el dólar ahorro del 28 de octubre le siguieron nuevas prohibiciones tres días después. Ya no es posible comprar dólares para apostar a juegos de azar, transferir a proveedores de pago (como PayPal), girar a cuentas de inversión, hacer operaciones cambiarias en el exterior o comprar criptomonedas. Estas operaciones, afines a un sistema financiero más abierto y desarrollado, tardarán mucho tiempo en volver a estar disponibles para los argentinos.

Verano cash

La temporada alta del turismo no será cómoda para los argentinos que pasen sus vacaciones en el exterior. Las extracciones con tarjeta de crédito a modo de adelanto de efectivo se limitarán a US$ 50 por operación. Y no estará permitido extraer moneda extranjera con tarjeta de débito desde una caja de ahorro en pesos. ¿Comprar con tarjeta en el exterior es posiblé Todo hace creer que, más temprano que tarde, llegará alguna restricción; de lo contrario, todos los dólares que no se pueden comprar para ahorrar podrían escaparse y quedar en los shoppings de Brasil o Miami (y a precio oficial). Durante el final del kirchnerismo, cada compra con tarjeta en el exterior era gravada con un impuesto, a cuenta de Ganancias, equivalente al 20% de la compra que luego fue elevado al 35%. Esa podría ser una vía para reducir la salida de divisas. Otra opción es fijar un tope mensual, como ocurre con el “dólar-ahorro”.

86% fue el récord en la era Macri de la tasa de política monetaria, alcanzado el 10 de septiembre

Los que se fueron y los que se irán

Si bien la dolarización y el “atesoramiento” de moneda extranjera por parte de los argentinos viene acentuándose desde la crisis cambiaria de mayo de 2018, las elecciones primarias de agosto fueron un punto de quiebre. Tras la contundente derrota electoral del Gobierno en las PASO del 11 de agosto y la pasividad del BCRA frente al salto cambiario del lunes 12, en el que la cotización de $ 45 superó los $ 60 en un par de horas, varios indicadores se volvieron críticos. Desde las PASO, los depósitos en dólares del sector privado cayeron US$ 13.400 millones; las reservas del BCRA, más de US$ 23.000 millones; la autoridad monetaria debió vender en el mercado US$ 7.400 millones, aun con la primera versión del cepo en funcionamiento y tasas de interés por encima del 70%. El cambio de gobierno, en sí mismo, no romperá esa dinámica. Solamente la llegada de un nuevo régimen monetario y cambiario podrá convencer a operadores e individuos de a pie que el dólar ha sido nuevamente domado.

La presión de la deuda

Las señales brindadas por los economistas que rodean al futuro presidente apuntan a que no hay apuro por reducir el cepo, ya que las necesidades de dólares de la Argentina serán cuantiosas. En 2020, el país deberá pagar deuda por US$ 35.000 millones, además de encarar una negociación para reperfilar los pagos y conseguir los desembolsos pendientes del acuerdo con el FMI. En este contexto, no hay chance de que el nuevo gobierno tenga margen para atenuar los controles. Y tampoco quiere hacerlo. La excesiva desregulación cambiaria fue una de las principales críticas de los economistas K hacia el gobierno de Macri.

Que florezcan mil tipos de cambio

“El 10 de diciembre no es una fecha mágica. Ese día sabremos cuántos dólares quedaron en el Banco Central. Eso no se resuelve con un cambio de gobierno”. La respuesta de Alberto Fernández ante la consulta sobre el futuro del cepo no deja lugar a dudas. ¿Qué régimen cambiario puede esperarsé Hay muchas opciones pero dos suenan muy fuerte. Una es el desdoblamiento del tipo de cambio: un dólar comercial, muy regulado e intervenido por el Banco Central, y otro financiero, más caro pero con menos control oficial y más librado al mercado. Otra opción es el de tener un tipo de cambio para cada actividad: a través de retenciones en algunos casos y reintegros en otros, el Gobierno establece qué sector debe beneficiarse con el acceso a un dólar más barato. En todas las opciones, aunque haya un dólar para cada caso, el atesoramiento para los particulares seguiría muy restringido.

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