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Innovacion

La medicina PP (post-pandemia): los cambios que se vienen

Forbes Digital

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02 Abril de 2020 10.06

Atención remota de guardias, historia clínica electrónica y otros cambios de la práctica médica que se van a sostener después de esta crisis.

Mientras los gobiernos luchan por contener la pandemia de COVID-19, la medicina vive un cambio de paradigma. Las cuarentenas dispararon las consultas virtuales en todo el mundo. La relación médico-paciente explora nuevos horizontes y, es probable, nunca vuelva a ser la misma.

“Un país en cuarentena tiene profundos cambios de hábitos en todos los ámbitos y la medicina no está exenta”, sostiene el médico Daniel Luna, jefe del Departamento de Informática en Salud del Hospital Italiano de Buenos Aires.

La cuarentena obligatoria que el Gobierno nacional decretó el 21 de marzo y luego prolongó hasta Semana Santa pone de relieve una crisis que no tiene precedentes.

Sin embargo, las crisis a veces son oportunidades y, según Luna, “la pandemia disminuye la resistencia y baja muchas de las barreras habituales para la implementación de sistemas informáticos en salud”.

La necesidad de descongestionar los centros de salud dio impulso a la prestación de servicios médicos a distancia, la llamada telemedicina. Pero eso es solo la punta del iceberg y el cambio que proponen las nuevas tecnologías es más radical aún.

Muy pocas cosas podrían rivalizar con el COVID-19 a la hora de catalizar y acelerar la tan anticipada “transformación de la atención de salud”, sostuvo en un editorial para “Modern Healthcare” (https://www.modernhealthcare.com/opinion-editorial/therell-be-no-back-normal-healthcare-after-covid-19-crisis) Jonathan Manis, vicepresidente senior y CIO de Christus Health, una organización de servicios de salud con presencia en Estados Unidos, México y Chile.

Y cuando la crisis termine, no habrá “vuelta a lo normal”, anticipó. “El genio salió de la botella”.

Atención remota de guardias

La atención de pacientes a distancia siempre fue duramente resistida. Sin embargo, ahora que los sistemas de salud luchan por contener al coronavirus SARS-CoV-2, las reservas parecen haber sido barridas de un plumazo.

Antes de la pandemia, la “guardia virtual” del Hospital Italiano atendía 25 pacientes por día. Hoy, las consultas no programadas superan las 600 consultas diarias, con jornadas pico que alcanzan las 1.200. Las programadas, por su parte, ya superaron la barrera de las 6.000.

La situación se ve reflejada en otras entidades del país. El Sanatorio Allende, de Córdoba, acaba de lanzar un sistema de consultas virtuales. Según confirmó a FORBES la directora de la institución, María Celia Allende, era un proyecto que tenían hace varios meses pero que se vieron forzados a “acelerar” por la crisis sanitaria. “Ya gestionamos 1.600 turnos diarios, superó las expectativas”, dijo.

Las ventajas de la telemedicina son evidentes y, en plena crisis sanitaria, incluso más. Para los médicos y los pacientes, ofrece la posibilidad de una consulta médica sin el riesgo de salir a la calle y exponerse a posibles contagios. También, facilita la atención segura de los pacientes crónicos sin patologías consideradas de riesgo.

Por su parte, el sistema de salud también se ve beneficiado, ya que se descongestionan las salas de los hospitales. Pero, además, una consulta virtual permite detectar a los pacientes “sospechosos” antes de verlos en persona y, de esa manera, prepararse para recibirlos en los centros médicos.“Las consultas virtuales resuelven el 90% de las consultas no programadas”, explica a FORBES el médico Fernando Plazzotta, jefe del Área de Informática para la Comunidad del Hospital Italiano. Y aclara: “No reemplazan a las consultas presenciales; las complementan. El objetivo es que se pueda descomprimir el sistema de salud, que se pueda hacer un análisis inicial del paciente antes que concurra al sistema de salud presencial”.

Resistencia al cambio

Hace exactamente un año, un informe de Business Insider Intelligence pronosticó que el mercado global de la telemedicina crecería a un ritmo del 19% anual para subir de $38 mil millones in 2018 a $130 mil millones en 2025. Más allá del parate global de la economía, es probable que haya que corregir para arriba las proyecciones.

Sin embargo, la telemedicina está lejos de tener el camino allanado. Y los especialistas advierten que debe dar una batalla en tres frentes distintos.

En primer lugar, existen limitaciones legales, ya que la legislación argentina no contempla las consultas a distancia. “No hay un marco claro que defina ni la validez de su utilización ni dónde se está haciendo”, sostiene Plazzotta y ejemplifica: “Si estoy matriculado en la provincia de Buenos Aires, no puedo atender pacientes en Córdoba. Pero ¿qué pasa si el paciente me consulta por telemedicina desde esa provinciá”. Todavía nadie lo sabe.

También está la cuestión económica, ya que aún no están definidos los valores de una consulta por esa modalidad y si debe costar más o menos que una consulta tradicional. De hecho, muchas obras sociales y prepagas todavía no la reconocen como una práctica, aunque por estos días se está revisando esa política.

Por último, está la cuestión psicológica y el miedo al cambio. “Muchos profesionales consideran que la telemedicina es una uberización de la profesión, que desprestigia la práctica médica”, explica Plazzotta. “Contra eso solo queda charlar e intentar explicar que lo único que se busca es una mejora en la continuidad del cuidado de los pacientes”, concluye.

Historia clínica electrónica

Otro aspecto fundamental de la telesalud es la historia clínica electrónica (HCE). El cambio que propone esta tecnología es radical. “En papel, la información siempre requiere de un humano que la lea y no hay automatización posible”, precisa Plazzotta. La HCE puede ser consultada desde cualquier lugar del mundo y por varios especialistas al mismo tiempo, añade.

Sin embargo, la HCE es mucho más que una “hoja digitalizada”. Es un conjunto de sistemas integrados que recolecta, almacena y manipula datos. Incluye problemas médicos, imágenes y videos de procedimientos diagnósticos y quirúrgicos, la medicación recibida, y el resultado de estudios complementarios. Ofrece un panorama completo del paciente.

El mayor problema que enfrenta, por supuesto, es el de la privacidad. En un mundo en donde el bien más preciado son los datos, el valor de una historia clínica es incalculable. La filtración masiva de historias clínicas haría que escándalos como el de Cambridge Analytica parezcan un juego de niños.

La principal desventaja es la “hackeabilidad”, admite Plazzotta. “Pero, en papel, ocurre todos los días, de a un caso por vez. No hay trazabilidad ni el cuidado que merece la información médica: no se sabe quién accedió, cuando accedió, si alguien arrancó una hoja o modificó algo sin que me dé cuenta”.

Portales de pacientes y salud móvil

Las consultas virtuales y la HCE son las caras más visibles del potencial que tienen las TIC para revolucionar los sistemas de salud. Sin embargo, hay otros aspectos en los que puede colaborar y en los que su aplicación va a profundizarse después de la pandemia.

Tareas administrativas: Los grupos no asistenciales puede seguir haciendo tareas de gestión y soporte a través del trabajo remoto, VPN o cualquier otra estrategia. En contextos de crisis como el actual, las nuevas tecnologías pueden garantizar que sigan trabajando.

Reuniones y comités: También pueden realizarse reuniones y comités de médicos para la toma de decisiones. Si se hace de manera remota, no importa si un participante debe estar aislado, ya que puede garantizar su presencia por telepresencia.

Telementoría: Las tecnologías de la comunicación permiten que un grupo de expertos de alguna institución asesore a otros profesionales.

Interconsultas y ateneos: Además de la interconsulta puntual, que se hace por un paciente, se pueden organizar ateneos virtuales para discutir casos complejos.

Educación remota: Se puede trabajar en la educación tanto de pacientes como de profesionales, además de dar soporte psicológico para los equipos de salud.

“La informática en salud tiene una excelente oportunidad en este momento para trabajar siendo soporte para emergencias sanitarias y catástrofes”, afirma Plazzotta y concluye, mirando más allá: “Ojalá que siente las bases de un cambio de paradigma”.

Por Víctor Laurencena

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