A medida que avanzó la pandemia y se endurecieron las políticas de aislamiento, distintos países comenzaron a reportar mayores índices de depresión, ansiedad y agotamiento emocional.

Un nuevo estudio de Qualtrics con 2.700 participantes describe esta crisis global de la salud mental, aporta datos para entender los problemas que enfrenta la gente y brinda estadísticas sobre la desesperación. La mayoría de los participantes es de EE.UU. (35% de la muestra), Reino Unido, Francia, Alemania, Singapur, Australia y Nueva Zelanda. Se recopilaron las opiniones de oficinistas, de los que recién comienzan a hacer trabajo remoto (la mayoría de la muestra, 58%), de quienes siempre trabajaron así y de otros.

Estas son algunas de las conclusiones principales:

El 67% de los encuestados informa estar más estresado desde que surgió el brote de COVID-19.

El 57% afirma estar más ansioso.

El 54% sostiene que siente un mayor agotamiento emocional.

El 53% declara sentirse triste todos los días.

El 50% se siente más irritable.

El 42% informa que se deterioró su salud mental en general.

Además del costo humano, estos problemas de salud mental también afectan el trabajo, ya que los participantes del estudio también informaron que bajó su productividad: les cuesta más concentrarse (28%), tardan más en realizar una tarea (20%), les cuesta pensar (15%), tardan en empezar tareas complicadas (12%) y les cuesta hacerse cargo de todas sus tareas y responsabilidades (12%). Algunos estudios estiman que la depresión y la ansiedad le cuestan US$ 1 billón al año a la economía global en productividad perdida.

Estresarse es natural. “El que no se estresa no está prestando atención”, reza un viejo dicho inglés. Pero aunque la pandemia esté traumándonos a todos, no tiene por qué definir nuestra salud mental, y podemos empoderarnos según cómo reaccionemos.

¿Cómo podemos apoyarnos unos a otros durante esta crisis? En primer lugar, informándonos. Hay muchas organizaciones que pueden ayudar con varios problemas mentales, desde el suicidio y los trastornos alimenticios hasta la ansiedad y el abuso de sustancias.

Ayudar a los demás. Todos estamos diseñados para buscar conexiones y en épocas de dificultades, tendemos a ayudar por instinto. Presten atención a cómo andan los demás, demuestren que les importa y pregunten. En el estudio de Qualtrics, casi la mitad (47%) de los trabajadores declaró que a su jefe no le importaba su bienestar. Dentro de este grupo, el 69% declaró que su salud mental había decaído y el 61% sostuvo que estaba menos productivo. Los gerentes tienen que ser fuertes y visionarios, pero también auténticos y empáticos. El más fuerte debe dar más de sí mismo y el que necesite ayuda no debe tener miedo a pedirla.

Concentrarse en un propósito. Cuando podemos hacer un aporte único y sentirnos conectados a algo que nos trasciende, logramos darles sentido a las cosas. Hoy, esto está relacionado ante todo a educar a nuestros hijos en casa o ayudar a los mayores; también se da cuando evitamos cosas como salir a comprar o juntarse con otros. Podrá sonar más distante y menos significativo, pero hay que recordar que sí importa.

Comunicarse. ¡Y mucho! La mayoría de los participantes del estudio (90%) quería que sus empresas se comunicaran por lo menos una vez por semana. Mantener el contacto con personas de confianza puede ayudar a ambos interlocutores. De hecho, entre sus colegas, los participantes informaron estar más cómodos hablando sobre la salud mental con un compañero (36%), sus gerentes (34%) y alguien de RR.HH. (20%). Según Ryan Smith, cofundador y CEO de Qualtrics, “ahora, más que nunca, la gente necesita una comunicación clara y constante, herramientas de fácil acceso para poder hacer su trabajo y oportunidades para comunicarse informalmente con sus equipos”. En el estudio, los participantes declararon valorar que alguien les preguntara directamente cómo se sentían y especialmente que los llamaran para preguntarles. Lo principal es demostrar que a uno le importa.

Autor: Tracy Brower