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En medio de una polémica que no cesa, Mariano Otero, CEO de Uber en Argentina, habló con FORBES Argentina y contó por qué la empresa invertirá US$ 50 millones para seguir expandiéndose en el país.

15 Enero de 2018 12.51

En medio de una polémica que no cesa, Mariano Otero, CEO de Uber en Argentina, habló con FORBES Argentina y contó por qué la empresa invertirá US$ 50 millones para seguir expandiéndose en el país.

Todos los ejecutivos con altos cargos suelen afirmar que viven una rutina de vértigo y desafíos exigentes pero, en comparación con lo que le toca afrontar al gerente general de Uber en Argentina, Mariano Otero, se podría decir que la mayoría tiene responsabilidades apacibles y sin sobresaltos.

Es que, desde que la app de transporte más popular del mundo desembarcó en Buenos Aires en abril de 2016, Otero no tiene paz y vive situaciones que a la mayoría de los mortales le provocarían como mínimo dificultades para dormir.

Además de las amenazas, hechos de violencia contra la empresa y detenciones de conductores, en noviembre último, el fiscal porteño Martín Lapadú solicitó su detención por evasión tributaria, a lo que por el momento la jueza penal Cristina Lara no accedió.

La experiencia de Uber en Argentina no es sencilla, pero tampoco es negativa. Es, más bien, una sucesión de luces y sombras: a la vez que debe lidiar con una posición todavía inflexible por parte del Gobierno de la Ciudad y de la justicia local.

El conflicto con los taxistas entró en una meseta y la aplicación se enorgullece de las cifras que viene logrando: 10.000 conductores se anotan por semana (ya hay 250.000), un millón de personas se bajaron la aplicación y, con la posibilidad de pagar en efectivo o con un sistema prepago, viene logrando sortear las dificultades para operar con tarjetas de crédito.

Y, en vez de desalentarse, el año que viene Uber piensa hacer una inversión millonaria en el país, abrir nuevas oficinas y llevar el servicio a diez ciudades más. Por lo pronto, Otero (economista de 33 años con un MBA de Stanford, ex Google, ex JP Morgan y ex Goldman Sachs) confiesa que hicieron un mea culpa.

A un año y medio del lanzamiento, ¿cómo está la empresa y cómo vivís la constante tensióñ

Se podría haber intentado encontrar una solución regulatoria previa al lanzamiento. Lo que sucede es que veníamos de otras experiencias anteriores en Latinoamérica donde la situación fue distinta, y además Uber siempre está por delante de las regulaciones y teníamos muchas ganas de que la gente pudiera contar con nuestro servicio en la única gran ciudad de occidente donde todavía no estábamos. Ahora, visto a la distancia, claro que reconocemos algunos errores e intentamos solucionarlos.

¿Cómo intentan solucionarlos?

No son solo palabras, sino hechos. Por ejemplo, ahora, si un conductor de Uber maneja más de 20 horas por semana, le exigimos que saque una licencia profesional. También, que se inscriban en un sistema de monotributo y, si no lo hace, le retenemos el 30% de su paga para poder abonar impuestos. Son todas decisiones de nuestra parte para poder empezar a acercar posiciones.

¿Cómo es la operación en Argentina, con un contexto tan problemáticó

Lo que a mi equipo y a mí nos cambia todo es ver que ahora la persona que se pide un Uber ya no es solamente un extranjero. Y también nos entusiasma el impacto: 250.000 conductores anotados y más de un millón de personas que se bajaron la app.

¿Qué tan firmes siguen en la voluntad de continuar en Argentiná

Uber va a seguir en Argentina. De hecho, un proyecto para 2018 es empezar a concentrar la operación del Cono Sur en Buenos Aires. O sea que parte de lo que sucede en Uruguay y Chile lo manejaremos desde acá. Y para eso vamos a invertir US$ 50 millones, lo que significa que vamos a contratar a más gente y vamos a abrir nuevas y más oficinas.

Latinoamérica es la región más exitosa para nosotros, y Argentina es por el momento el mercado que más nos está costando regular; así y todo, en Argentina apuntamos a estar en más de diez ciudades para 2018.

¿Qué tipo de conductores hay acá?

El 65% de los conductores lo utilizan como un trabajo part-time, y uno de tres, full-time. La gente que lo hace part-time, en general, tiene otro trabajo. Hay casos de conductores que tienen una empresa y que salieron a manejar para no tener que echar gente; también hay un fenómeno que es de las que llamamos “mamás Uber” que tienen dos horas libres a la tarde y salen a conducir.

Y hay otro grupo que nos interesa muchísimo que es el de la gente con dificultades de ingresar al mercado laboral por sus problemas de salud, por ejemplo, gente con problemas hipoacúsicos, que ya tienen registro de conducir y que, cuando los pasajeros los puntúan, logran un puntaje idéntico (tanto en calidad como en seguridad y servicio) al del resto de los conductores.

¿Cómo encarás a nivel personal un desafío con tantos riesgos? ¿Cómo podés concentrarte en los objetivos cuando tu cabeza también tiene que estar en tus problemas legales?

Viví en Brasil, Australia, Estados Unidos. Trabajé en otras grandes empresas y, cuando me hicieron la oferta, lo primero que pensé fue: “Puede haber problemas”. Pero acepté porque soy un convencido del aporte positivo de Uber.

Mi equipo también sufre incomodidades personales: este no es un trabajo en el que vas a la oficina tranquilo. Además, sufrimos amenazas y violencia. E intentan desprestigiarnos, pero sabemos que hacemos las cosas bien. De alguna forma, mi trabajo se parece más al de un político que quiere hacer las cosas bien. Igual, no somos mártires.

Piden que te detengan. Si sucede, ¿eso no sería convertirte en mártir?

Creo en el proceso judicial, y todos los pedidos de detención, como son infundados, fueron rechazados. Tenemos fe en la justicia argentina porque estamos haciendo las cosas bien. Y tenemos mucho apoyo de la casa matriz.

Fue un año movido para Uber a nivel global. El CEO Travis Kalanick renunció de manera escandalosa, y en Londres les sacaron la licencia. Pero también hubo incorporaciones poderosas como el nuevo CEO: el exdirector ejecutivo de Expedia, Dara Khosrowshahi.

2017 fue un año clave para la empresa porque las épocas de crisis son perfectas para establecer cambios muy profundos, y el nuevo CEO es alguien perfecto para manejar la empresa en este momento. Es alguien muy amable que sabe escuchar y responder.

Respecto de lo que sucedió en Londres, estamos a punto de solucionar el tema. Hoy la empresa está más fuerte que nunca, enfocados en ser un negocio que genere dinero y que tenga resultados excelentes, también preparando una oferta pública de acá a dos años y preparando una nueva ronda de inversión. Son momentos muy interesantes.

Por Santiago Eneas Casanello

http://www.forbesargentina.com/el-lado-oscuro-de-uber/

http://www.forbesargentina.com/por-que-el-mundo-le-uber-y-netflix/

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