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Diego Cutignola, socio de Professia, da su visión sobre los cambios laborales a partir de las dos nuevas reformas, que influyen de forma directa tanto en los empleadas como en las empresas.

16 Febrero de 2017 15.23

Diego Cutignola, socio de Professia, da su visión sobre los cambios laborales a partir de las dos nuevas reformas, que influyen de forma directa tanto en los empleadas como en las empresas.

Actualmente hay más de 3 millones de contribuyentes que adoptaron el sistema de monotributo, de los cuales, según observaba la AFIP, muy pocos ingresaban para recategorizarse de forma cuatrimestral. Esto devino en la sospecha de que muchos estaban facturando mucho más de lo que declaraban. Es por ello que, para tener un padrón un poco más actualizado e incentivar a que los contribuyentes realicen este movimiento, decidieron actualizar el régimen.

La gran preocupación de los contribuyentes era quedar afuera del régimen no por facturar más en términos reales, sino por facturar más en términos nominales, lo que obligaba a realizar una actualización de estos parámetros.

Dadas las circunstancias, no bastaba solamente con actualizar las tablas, sino que también era necesario que los contribuyentes aumenten de categoría y estén al día con parámetros que ellos monitorean y que se relacionan con facturar más. Por esta razón se puso en vigencia la Resolución 3.990.

Así, todos los cuatrimestres habrá un servicio a disposición del contribuyente que se llama “mi categoría”, donde se indican los parámetros que la AFIP posee de cada uno de nosotros, como por ejemplo: depósitos, consumos con tarjetas, etc. Si un contribuyente posee depósitos superiores a las categorías en las que está, se lo va a recategorizar de oficio.

Visión positiva

En líneas generales, esto es positivo, porque de esta manera se simplifica el régimen, sobre todo teniendo en cuenta que en los últimos años para disminuir la evasión impositiva la AFIP había complejizado el sistema solicitando mucha información que ya tenía por otras vías, y terminaba por generar que el trabajador deba contratar un contador, y el tema se volvía oneroso.

El tema a seguir ahora, es ver cómo se instrumenta para que no se produzcan injusticias y que la AFIP no aumente al contribuyente de categoría sin tener un parámetro razonable y sin dejar derecho a defensa.

En enero mismo, hubo 70 mil altas de monotributo entre ellos, personas que habían sido excluidas en años anteriores y este cambio les permite volver; además de nuevos monotributistas que en los próximos meses tendrán la posibilidad de deducir de alquileres el impuesto a las ganancias. Con esta posibilidad, muchas personas se va a inscribir a monotributo para empezar a facturar los alquileres, este movimiento implica más contribución y disminución de la evasión fiscal.

A pesar de todo, aún queda el gran reclamo pendiente de la sociedad argentina referido a la presión tributaria que existe en nuestro país. Es decir que si se disminuye la evasión, a la par, debemos disminuir la presión tributaria para que vaya a un promedio de lo que es el mundo.

Los cambios laborales y ART

En cuanto a la reforma laboral, el panorama es distinto: la disminución de la industria del juicio es algo que, si bien tiene un costo para la empresa, no es significativo. El mayor costo de las empresas es el de las cargas sociales, este de un 40 o 50 por ciento, es decir, más de un 50 por ciento del sueldo neto de un empleado. Y ese es un costo, muy difícil de bajar, ya que cuando hablamos de contribuciones patronales ningunos de los involucrados elige relegar nada: ni los sindicatos, ni la ANSES.

Sin duda, el principal problema es el costo que conlleva un trabajador para las empresas, y ese es un punto difícil de tratar. Por eso el Gobierno opta por la ART. Hay que tener en cuenta que una empresa de 100 personas tendrá menos del 10 por ciento en juicio. Con lo cual, si bien es un costo importante en términos nominales en el total de los empleados, no es un costo significativo mensual.

El mayor costo es el de las cargas sociales y eso no se está reduciendo ni discutiendo significativamente. Lamentablemente, en este marco, esto se transforma en un blanqueo laboral más de todas la que hubo en los últimos 15 años. Es una pequeña señal, pero no va a modificar la situación a grandes rasgos como si pudo haberlo hecho el monotributo o el blanqueo.

Por Diego Cutignola, socio de Professia

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