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Liderazgo
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18 Julio de 2019 14.51

El sistema B Corp es una tendencia global de emprendedores, líderes empresariales, inversionistas, trabajadores, consumidores y políticos con un objetivo común: convertir la manera en que el mundo corporativo y financiero mide el éxito para promover el bienestar común. Empresas con un rol fundamental en el futuro cercano que saben que el único progreso posible implica el equilibrio entre las partes.

Impulso, intuición, acción... Y amistad, el combustible necesario para que cualquier proyecto funcione a la perfección. Esa fue la génesis de Borna, firma que fundaron en abril del 2012 Ignacio Franchini e Ignacio Munaretto, luego de toparse de frente con la oportunidad ante sus ojos para hacer que todo suceda. “Nos habíamos ido de viaje con unos amigos, y en una playa en Barcelona vimos que los hombres usaban un traje de baño muy atractivo que en Argentina aún no se había visto", rememora Franchini. "El primer paso fue ponernos a nosotros mismos a la moda, luego invertimos mil dólares cada uno para comprar esos shorts y revendimos 1000 prendas en un mes, solo a través de Facebook”.

Al principio fue un juego para costear otras vacaciones, pero en poco tiempo la iniciativa tomó un tinte más estable. Fue menester afrontar riesgos, medir la acrobacia y saltar: "El que erra los penales es el que se anima a patearlos", como dice Franchini.

En el 2017 facturaron $ 3 millones y en 2018 la cifra ascendió a $5 millones. Sin embargo, el camino no fue sencillo. Subir el siguiente escalón les demandaba fabricar su propia indumentaria, y encontraron en el sistema B un concepto que les permitía conjugar el negocio con acciones positivas para su entorno y el resto de la sociedad.

“Somos parte de una generación que entendió que es fundamental el trabajo en equipo para lograr el progreso, y es muy importante para nosotros difundir ese mensaje, conocer las historias de nuestros clientes o hacer cobranding con otras marcas son cosas que a uno lo llenan", explica Franchini. "Decidimos agregarle valor mediante la acción social, queríamos hacer algo para ayudar, para dar el ejemplo, y demostrar que se puede tener un producto atractivo que a la vez permita tomar conciencia sobre lo importante que es dar una mano. Así surgió la alianza con las chicas de “Media Pila” una organización sin fines de lucro dedicada a promover la inclusión laboral de mujeres en situación de vulnerabilidad, para que bordaran nuestras gorras”.

La alianza con Media Pila no fue la

única gesta social que Borna llevó adelante, también se unió a la Fundación

Haciendo Camino para brindar un plato de comida por cada campera vendida y son

sponsors de Mar del Surf, la única escuela de surf adaptado para personas con

discapacidad del país.

El oro blanco

Otro claro ejemplo de comunión entre la industria y las raíces vitales es Stay True, la primera marca argentina que fabrica prendas de algodón 100% biodinámico certificado, gracias a la labor de integrantes de la comunidad qom. En Argentina, la industria textil genera anualmente 425.000 toneladas de productos donde los agroquímicos y daños ambientales están presentes a lo largo del proceso de producción. El algodón consume más del 30% de los pesticidas que hay en el mercado haciendo un daño irreversible no solo al suelo donde se siembra, sino también a la comunidad donde la práctica es realizada.

“En nuestra producción tiene mucho que ver el trabajo del ser humano en armonía con la naturaleza, y no tanto con la introducción de máquinas en la granja, así arrancamos con la comunidad qom. Creemos que otro camino es posible en la industria textil, la segunda más contaminante del planeta”, expresó Martín Alonso, fundador de Stay True.

La inversión inicial fue de US$ 30.000 en 2014; los ingresos de 2017 fueron de $4.100.000, y en el 2018 la firma facturó $5.000.000. Una remera de Stay True promedia los $969 al consumidor final, lo que incluye el envío a cualquier punto del país. La firma comercializa principalmente a través de Internet; pero también está presente en unos 15 puntos de venta en el interior.

Alonso se involucró con las prendas biodinámicas

mientras trabajó para el grupo Nike, puntualmente en la marca Hurley, que tenía

en su colección remeras hechas de algodón orgánico. Haciendo investigaciones

llegó a la localidad de Campo Medina, del departamento de Campo del Indio,

Chaco. Y llegó también a la conclusión de que para vender remeras de algodón biodinámico

tendría que hacerlas él mismo, involucrándose en el proceso desde el primer

paso.

“Nosotros decidimos hacerlo desde el punto de vista biodinámico y hacer los certificados para que tuviera una escala másprofesional, y la posibilidad de marcar un territorio donde estamos haciendo las cosas diferentes", cuenta el fundador de Stay True. "Cuando vos mirás un algodón no tenés forma de saber si es o no es orgánico, el trabajar junto a una comunidad nativa nos permite asegurarnos esa condición en la materia prima. Quince años atrás, esta colectividad no podía trabajar con algodón a raíz de una plaga de la que no se podían deshacer por sus propios medios, entonces sentimos que recompusimos esas tierras, revalorizamos parte de una cultura y logramos devolverles su tradición”.

En solo cuatro años, Stay True ya recibió la certificación orgánica otorgada por el SENASA, también cuenta con certificación biodinámica Demeter y certificado de Comercio Justo FairTrade TSA. Es una B Corp, con amplio potencial e impacto social. “Hoy estamos trabajando con el aporte de alimentos orgánicos a comedores infantiles; destinamos el 10% de nuestra venta a la compra en la granja La Choza y lo llevamos a distintos comedores infantiles que lo necesitan”, finalizó Alonso.

Un escollo a resolver fue conseguir semillas nativas que no hayan sido modificadas por el hombre, y a tal fin el INTA Sáenz Peña aportó semillas libres de OGM y ofreció apoyo técnico, y contaron con la guía de la Asociación para la Agricultura Biológico-dinámica de Argentina y Sekem, líder en este tipo de desarrollos de algodón biodinámico en el mundo.

Así, con un concepto cooperativista e integrador, Stay True confecciona remeras de algodón y estampados orgánicos con tintas autorizadas. Vienen presentadas en un packaging sustentable, de papel reciclado con certificación FSC, con etiqueta elaborada por el programa de Terapia Ocupacional del Hospital Borda y una carta personalizada de agradecimiento por la compra que incluye un dibujo original hecho por niños de los 30 comedores con los que la marca colabora con la donación de alimentos orgánicos.

E-commerce

autóctono

En Argentina, el INTA contribuye al desarrollo sostenible del sector agropecuario, agroalimentario y agroindustrial a través de la investigación y la extensión. Impulsa la innovación y la transferencia de conocimiento para el crecimiento del país, y eso se ve reflejado en aportes como el mencionado previamente y en proyectos como Somos Fibra: “Somos una marca del INTA que busca potenciar los emprendimientos artesanales de la Agricultura Familiar Argentina a través de la incorporación de diseño en la producción, integrando los saberes ancestrales de cada región y las nuevas tecnologías”, dice Marcela Duhalde, Directora Creativa de la firma.

Es una iniciativa que acompaña a las

organizaciones de pequeños productores rurales en el desarrollo de colecciones

de indumentaria, marroquinería y decoración en complemento con el rol del INTA en

la innovación tecnológica y la generación de agro negocios sustentables.

“Somos Fibra surge porque el instituto acompaña a grupos de artesanos desde hace muchos años en el proceso de producción de la agricultura familiar, y desarrollamos esta marca con la idea de responder a la demanda de productores que son muy homogéneas y que en general lo que reclamaban era coordinación, asistencia técnica en el diseño y  generación de estrategias de comercialización, entonces lo que hicimos fue empezar a organizar colecciones correlativamente con el grupo de artesanos pensando en ponerlas a la venta bajo un sistema de e-commerce. Son producciones que tienen identidad local, trabajamos con las fibras naturales de cada uno de los territorios con las técnicas que conocen los productores que realizan dichas colecciones, y lo que personalmente hago yo es un aporte de diseño a esos productos”. 

El trabajo de Marcela consiste en acercarle el diseño al público urbano, son productos simples en su confección y adaptables a distintas estéticas, pero por sobre todo con un estilo minimalista. “Pretendemos no complejizar la producción y además darle valor desde lo estético. No hacemos productos complicados, la idea es que sea sencillo para el artesano y que la producción de estos artículos se dé perfectamente en la vida cotidiana como lo hace la producción tradicional”, sostiene.

La firma debe su nombre al concepto de unidad e integración de red, la fibra es lo más interno en la estructura de cualquier tejido u organismo, tiene que ver de alguna manera conreunir a toda la Argentina en un producto. El alcance federal del sistema de extensión del INTA -que cuenta con más de 350 unidades desde Ushuaia hasta La Quiaca- es la principal fortaleza para desarrollar un espacio de comercialización de producciones diferenciadas, que implica desafíos de tipo cultural, productivo, comunicacional y geográfico.

“El éxito de nuestro sistema radica en la comunión de las partes: fue vital organizarnos para poner en marcha una línea de trabajo homogénea a nivel federal. Desarrollamos talleres territoriales y trabajamos con artesanos integrantes de cada comunidad para que la producción sea igual. Luego cada uno de esos representantes fueron los encargados de compartir el conocimiento con el resto de sus colectividades. Es una cadena de progreso”, concluye Marcela Duhalde.

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