Forbes Argentina
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Editorial
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25 Julio de 2018 16.29

Pese al acuerdo con el FMI, lo que resta de 2018 no será bueno. El PIB caerá un 1% y la inflación estará cerca del 30%.

Antes de enfocar el año electoral, el Gobierno tiene que pasar por “el segundo semestre de 2018”. No va a resultar un período de crecimiento, sino posiblemente lo opuesto, un semestre de recesión. En el primer trimestre de 2018 el PIB creció un 3,9% respecto del mismo trimestre de 2017. Sin embargo, estimamos una caída del PIB del 1% para 2018, con lo cual estamos esperando una recesión para el resto del año. Recién para el segundo trimestre del próximo año podremos ver cifras positivas para el PIB. Las altas tasas de interés y la sequía afectan a la actividad económica de forma importante y difícilmente veamos crecimiento hasta que no se reviertan estos factores.

Ya en mayo comprobamos una recesión (-2,8% anual), que se irá acentuando como consecuencia, entre otras cosas, de que se observó una devaluación del tipo de cambio que fue muy alta para lo esperado. Eso afecta las expectativas de los agentes económicos, locales e internacionales, por lo cual se han frenado las inversiones, como puede apreciarse en las caídas del índice Merval, que en un solo día bajo un 9%.

Además, el sector primario presentó una caída importante especialmente en soja y también, en menor medida, en maíz, como consecuencia de condiciones meteorológicas adversas, que hicieron perder US$ 8.000 millones de comercio exterior para este año.

La situación de la industria manufacturera tampoco es buena. Estimamos una leve caída del 0,6%. La situación de Brasil, con un crecimiento que se va frenando, mezclado con elecciones presidenciales muy poco claras para el próximo octubre, ayudaron poco al sector automotriz y a otras industrias muy relacionadas con Brasil, que podrían haber mejorado la situación de la industria local.

También afectó a la actividad productiva el encarecimiento de la tasa de interés en Estados Unidos, lo que dificultó bastante la obtención de préstamos para Argentina, ya sea para el sector público o privado. Por ese motivo, se recurrió al Fondo Monetario Internacional (FMI) y a otros Organismos Multilaterales para obtener un préstamo que llegó a los US$ 56.500 millones, de los cuales US$ 50.000 millones provinieron del FMI. Si bien se van desembolsando gradualmente, pueden solucionar buena parte de las necesidades financieras del Gobierno.

Por otra parte, el gobierno de Estados Unidos generó una rebaja muy importante de impuestos corporativos, pues los ha bajado a alrededor del 25%, cuando normalmente eran de alrededor del 350%. También se inició una lucha de aranceles de importación con China y otros países que dificulta el ingreso de los productos o servicios desde esos países a Estados Unidos. Por todo ello, las inversiones fijas de muchas actividades están prefiriendo a ese país del norte en lugar de nuestras alternativas pues, además, aquí seguimos teniendo muy altos impuestos.

Lo que resta del 2018 no será bueno. El PIB caerá un 1% y la inflación estará cerca del 30%. Pero, con los diferentes ajustes que se están haciendo, es muy posible que el Gobierno tenga buenas elecciones en 2019 pues las perspectivas de crecimiento económico se presentan buenas para ese período, tanto para la agricultura como para la industria, que son los sectores más flojos de este segundo semestre de 2018. La inflación irá bajando según nuestra perspectiva, lo que permitirá incrementar el salario real y bajar la pobreza en el país en 2019, año de elecciones.

Políticamente no ha surgido ningún candidato alternativo que pueda mejorar las chances reales del actual equipo gobernante de Cambiemos. Esto les permite a las actuales autoridades ir más seguros a las elecciones del próximo año.

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