La industria nacional de medicamentos biológicos está a la altura de lo que marca el mundo, pero la clave reside en la accesibilidad.

¿Existe el mismo criterio entre laboratorios multinacionales y nacionales respecto del biológicó

La palabra clave es la accesibilidad. Argentina tiene uno de los sistemas de salud más importantes del mundo, razón por la cual ahora se impone la accesibilidad, y hay que luchar por eso. La industria nacional es muy pujante en la región, incluso en el mundo. Laboratorios como Elea, Bagó, Gador, Roemmers y Richmond son una alternativa para que estos productos no solo sean accesibles sino que mejoren la adherencia a los tratamientos.

¿Cómo se hace realidad esa accesibilidad?

El beneficio de la patente es para fomentar la investigación. En la accesibilidad, hay un tema de precios. En Argentina se respeta la ley de patentes, y lo que se exige es que tenga altura inventiva, que sea verdadera innovación y que tenga aplicación industrial. Acá ambas industrias investigan y hacen similares.

¿Ya hay cálculos sobre eventuales ahorros?

Hemos sacado un producto para hepatitis B que representó ahorros de $ 6.000 millones en la atención de pacientes. El objetivo es focalizarse en la cantidad de productos que se pueden dar más que en el precio porque, para un paciente, un producto innovador al que no se puede acceder es lo mismo a que no exista.

¿La industria nacional está a la altura del desafíó

Desde ya. El desafío acá es equilibrar el alto costo de una planta ante las relativas pocas unidades que produce con relación al resto de la industria. Una planta segregada soporta muchos costos fijos para un producto en particular. Por eso, hay que regionalizarse.