Forbes Argentina
Pure-mathematics-formulæ-blackboard
Liderazgo
Share

Cuando el dinero y el éxito no son suficientes para alcanzar el bienestar, la ciencia puede ofrecer algunas de las respuestas. Por qué los ejecutivos deben considerar esta variable en todo plan de negocios.

28 Diciembre de 2016 18.54

Cuando el dinero y el éxito no son suficientes para alcanzar el bienestar, la ciencia puede ofrecer algunas de las respuestas. Por qué los ejecutivos deben considerar la variable felicidad en todo plan de negocios.

Se dice que nadie conoce la receta de la felicidad, y sin embargo en Stanford o Harvard más de un alumno habrá tenido algún machete que le permita tener a mano todas las respuestas correctas que necesita en torno a esta materia. Es que, en las grandes universidades, hace décadas se aborda esta temática en las aulas, que avanzó desde la filosofía y la psicología y se metió en áreas de estudio más duras como la economía, el marketing y los negocios en general. No por nada la clase de sobre felicidad del profesor Tal Ben-Shahar se convirtió en 2006 en la cátedra con mayor cantidad de inscriptos en la historia de la Universidad de Harvard.

Hoy, el israelita ya no enseña y se dedica a trabajar desde la psicología positiva el desarrollo de liderazgo en las organizaciones. Sin embargo, está encantado con la expansión que estos estudios están registrando en universidades de todo el mundo. “Por fin hay una ciencia de la felicidad y el campo ya no está dominado por gurúes de autoayuda con ideologías artificiales”, dice desde Tel Aviv.

“Hay una razón muy importante por la cual se estudia en las escuelas de negocios: las personas felices son más productivas, por lo tanto, tienen mejores ingresos”, agrega el indio Rajagopal Raghunathan, profesor de McCombs School of Business de la Universidad de Texas. Raghunathan apunta también que muchos alumnos de MBA pasan a tener posiciones de liderazgo, pero también son frecuentemente infelices y sobrellevan altos niveles de presión. “Los estudiante están ciertamente sobrepasados de trabajo, lo que suma a sus niveles de estrés. Saben que una mayor fortuna, inteligencia o fama no se traduce necesariamente en felicidad. Al darse cuenta de que se encaminan a este estilo de vida, aprender sobre cómo alcanzar la satisfacción es importante para ellos”, explica.

Tal Ben-Shahar no tiene una definición acerca de por qué sus clases en Harvard fueron tan populares, pero sí ofrece algunas ideas de lo que los estudiantes fueron a aprender: “Todos queremos ser más felices, es parte de la naturaleza humana. Y cada vez más personas se están dando cuenta de que la riqueza material no es la respuesta. Si están buscando soluciones, pueden encontrarlas en el estudio científico de la felicidad”.

Claro que, como pasa con todas las materias que se cursan en la universidad, a algunas personas esta asignatura les resulta más fácil que a otras. ¿Qué les cuesta aprender a los ejecutivos? Según Raghunathan, los líderes suelen creer que la felicidad no es tan importante, o incluso la consideran un lastre en lo que refiere a la productividad. “Por eso, muchos brindan feedback negativo en lugar de apoyo cuando sus colaboradores fallan”, explica el autor del libro If Yoúre So Smart, Why Areñt You Happy? (“Si sos tan inteligente, ¿por qué no sos feliz?”). Pero muchas veces, agrega, simplemente no saben qué hacer para mejorar el bienestar de sus empleados. “La mayoría de las personas fallan en reconocer que los incentivos materiales no son suficientes para asegurar la motivación; es solo una pequeña parte de ello”, opina Tal Ben-Shahar. “Las personas verdaderamente creen que el camino a la felicidad es a través del éxito. Pero no es así, es lo contrario: más felicidad conduce a más éxito”.

En plena era del “work/life balance”, una exigencia cada vez mayor entre los jóvenes profesionales, ya no se concibe el trabajo como un espacio donde no se puede ser feliz, no se genera valor o solo se hacen tareas desagradables y aburridas a cambio de un sueldo. Pero el bienestar de los colaboradores va más allá de un lindo slogan corporativo: es una verdadera estrategia de negocio.

Ya en 2012, la Universidad de Stanford publicó un estudio titulado The Business Case For Happiness en el cual indicaba que cultivar el estado de felicidad en los empleados incrementa la productividad y la generación de ideas innovadoras, provoca que se tomen menos días por enfermedad, que tengan mejores ingresos y evaluaciones favorables de sus supervisores, además de mejorar el clima de trabajo.

En ese marco, también se evaluaba que pensar en la felicidad de los clientes incrementaba la fidelidad y multiplicaba sus gastos. Los managers, advierte Raghunathan, “deberían preocuparse por la felicidad de los empleados, porque es la forma de hacer más felices a sus consumidores, y generar más ganancias”. Tal Ben-Shahar coincide: “Cuando incrementás los niveles de bienestar, la gente alcanza mayores niveles de creatividad y motivación, mejoran sus relaciones y el trabajo en equipo. Así que es una buena inversión para las organizaciones. ¡La felicidad paga!”.

En la Argentina, pareciera que cualquier intento de introducir la materia es tildado de “light” y quienes profesan esta teoría son acusados de solo buscar fama y fortuna como “gurúes”. Martín Leroy, director Grupo Aukera y especialista en felicidad en el trabajo, asegura que esta temática es aún “mala palabra” en las universidades locales, que la toman como algo “trivial”.

Leroy asegura que a los argentinos les cuesta encontrar el bienestar en el trabajo por varios motivos. En las pymes sobre todo, hacen un paralelismo entre la felicidad y la juerga, por lo cual los managers consideran que este tema se traduce en distracciones que afectan negativamente la productividad. Por otra parte, “tenemos una cultura donde trabajar las horas que corresponde está mal visto. Si no te quedás después de hora, no estás trabajando bien”, dice Leroy.

En el país, no existe aún una escuela que estudie la ciencia de la felicidad, ni se ofrecen clases que aborden esta materia como eje. Pero eso no significa que no haya habido intentos de aplicar estos principios a ciencias más duras como la Economía. Rafael Di Tella, miembro fundador de la universidad homónima y profesor de Harvard Business School, escribió varios papers que relacionan esta variable con los ingresos y el estatus, o miden la “Felicidad Bruta Nacional”.

“Se pueden construir medidas del bienestar agregado de grupos grandes, que son medidas muy ?ruidosas?, para complementar otros enfoques. Por ejemplo, se puede medir el progreso económico de un país”, cuenta el profesor Di Tella. “La media usual es el PBI, que tiene varios defectos, como el costo ambiental. En ese contexto, utilizar medidas de felicidad puede ser un buen complemento para recordarnos que el progreso material es importante sólo a veces”, agrega.

Él también considera que los alumnos de escuelas de negocios pueden aprovechar algunas lecciones sobre bienestar. Lo que más les cuesta aprender, asegura, es “compatibilizar la vida que llevamos, guiada por objetivos materiales, con la intuición que tenemos de que mucho de lo que hacemos no es muy conducente a la felicidad real. Los estudiantes están bastante enfocados en los incentivos materiales. Es cierto que un poco de progreso material es muy satisfactorio, pero hay qye saber cuánto es suficiente”, concluye.

Por Paula Krizanovic

loading next article
10