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24 Enero de 2019 14.38

Teodoro Argerich, CEO de TGLT, habla sobre la fusión con Caputo, el presente del sector y la perspectiva hacia 2020.

La adquisición de la constructora Caputo por parte de TGLT, la desarrolladora de Real Estate de Federico Weil, fue la gran noticia de los negocios del verano pasado. Por el alto perfil del vendedor (“hermano de la vida” del presidente Macri) y por lo poco habitual de la compraventa de una constructora, cuyo capital principal es el humano y el prestigio; los “fierros” son variables. En enero de 2018, TGLT se capitalizó para comprar el 82% de las acciones de la familia de Nicolás Caputo en US$ 109 millones. En octubre se concluyó la fusión por adquisición y Teodoro Argerich, ex CEO de la constructora, pasó a ocupar el mismo cargo en TGLT, camino a convertirse en una nueva compañía. “La idea es generar algo nuevo con una participación en el mercado diferente de la suma de ambas. Bajo el nombre que sea. En este proceso veo el futuro y sé lo que quiero, hacia dónde voy y cuál es mi sueño: una compañía que ponga el área de construcción de Caputo, el área de Real Estate de TGLT y le agregamos una pata de inversiones”, dice con entusiasmo este ingeniero civil de la UBA, que antes trabajó en el Grupo Cartellone, llegó a Caputo en 2005 y, desde diciembre, con la renovación de las autoridades, es el nuevo vicepresidente de la Cámara Argentina de la Construcción.

Con 320 empleados “fuera de convenio” y unos 1.800 más adentro, 2018 cerró para la empresa con una facturación entre $ 3.500 y $ 4.000 millones, un año “flojo” en ventas pero con muchos proyectos en desarrollo: Venice en Tigre, Astor en San Telmo, planes en Catalinas y la reconversión del exedificio de Pol-Ka en Colegiales, entre otros. “Dentro de la consolidación”, explica Argerich, “estamos desprendiéndonos de aquellos proyectos que no están en el core business y desarrollando los que sí”.

¿Cómo quedó la deuda de TGLT?TGLT armó una obligación negociable convertible en acciones que tenía determinadas condiciones para convertirse en acciones. Por la situación de mercado internacional, esas condiciones no se dieron. Así que ahora estamos trabajando en que ese instrumento financiero se convierta en equity.

¿Y cómo afectó ahí la devaluacióñCualquiera que mire el balance de TGLT verá US$ 250 millones de instrumentos financieros en dólares. Con lo cual, la devaluación pegó en la línea de flotación. A $ 20 por dólar, son $ 5.000 millones de pérdida contable. Hacé vos la cuenta con el dólar a $ 40. En ese lugar nos pegó. Desde lo operativo no tanto, porque los costos a los que vendemos son en dólares. Da mayor competitividad.

¿Por qué, según tu opinión, vendió la familia Caputó ¿Y por qué compró TGLT? La razón última de la venta de Caputo no la sé. Son una familia que tiene inversiones en muchas áreas y entran y salen de distintas inversiones. Es cierto que esta era una de las inversiones más antiguas. Caputo cumplió 80 años este año. Pero no conozco las razones. Los motivos de TGLT tienen que ver con un tema de integración vertical. Se veía venir en aquel momento un desarrollo del mercado, que iba a ser difícil abastecerse de la construcción necesaria para los proyectos que en aquel momento pensábamos que iba a haber. Además, Caputo tiene un nombre y un sistema de trabajo que agregan valor a los proyectos de real estate. La integración también tiene ventajas económicas: impositivas, capturar margen en las distintas etapas del negocio, etcétera. Yo digo que 2019 va a ser de transición para desarrollar eso que se va a ver fuerte en 2020. La intención es dedicar este año a consolidar financieramente la compañía.

¿La devaluación y la tasa de interés afectaron los proyectos?Las altas tasas son malas para cualquier negocio. Siempre. No nos dejan fuera de combate pero nos vienen mejor las tasas bajas. Las obras se hacen con financiamiento propio, y los que estaban en marcha ya tenían sus sistemas financieros resueltos. En el día a día, el descubierto vale una fortuna. Y pensar proyectos nuevos, con este financiamiento, deja afuera algunos o te pone en stand by las decisiones. Pero es una compañía autosustentable, que funciona con su propio flujo.

¿Cómo se compone la cartera de proyectos?Nosotros tenemos en la actividad de la construcción un 87% de obras de sector privado. Después tenemos el reactor nuclear de Ezeiza y la ampliación del depósito de Atucha. En esos dos trabajamos. Son obras de ingeniería espectaculares. Están andando bien. Tenés retraso, pero es el 15% de mi facturación. Un atraso no me mata.

¿El Estado es buen pagador?(Ríe) El Estado paga cuando puede y como puede. Es uno de los grandes temas. El Estado tiene restricciones presupuestarias y en algún momento nos llegan a nosotros. Las prioridades las fijan con criterios que no manejo.

PPP: ¿qué reflexión hacés respecto de su suspensióñCreo que son una gran herramienta y ojalá no la quememos. En el entorno en que tenían que suceder no pudieron hacerlo. Hay que salvarlas y ponerlas en marcha lo mejor posible y aprender para una segunda ola. El primer problema está en el riesgo país y en las tasas. Cualquier proyecto de largo plazo hoy es inviable.

Si hasta 2020 no se recupera el flujo de capitales, ¿qué pasá Te lo digo: va a ser muy difícil financiar proyectos de infraestructura. Así de simple.

¿Y proyectos privados? Siempre hay oportunidades en el sector. No sé si soy una rara avis pero nosotros cerramos el año con obras por $ 6.000 millones. Oceana Puerto Madero, la terminal B de Ezeiza. Tengo en estudio obras por $ 7.000 millones más. Con la actividad privada con distintos ritmos y niveles de decisión, en un mercado bastante concentrado, somos optimistas en construcción.

¿Renacerán los residenciales? Se continúa con un nivel de actividad, para los compradores argentinos, razonable. Donde las poquitas empresas que estamos trabajando tenemos trabajo. Y, por cómo está estructurada la financiación, no está tan atado a la macro. Muchos están vendidos desde el inicio.

¿Cuánto proyectan prevender antes de iniciar un proyectó Depende de la estructuración financiera, del terreno a construir. No tenemos un estándar.

¿Recomendarías invertir en real estate este añó Sí. En este momento, postdevaluación, con la inflación que no alcanzó el precio del dólar. Si mirás series históricas, esto es espasmódico. Lo pasa, lo achata, cae. No es opinión mía, son datos estadísticos. Es un buen momento para invertir en real estate. Lo veo en inversores institucionales o que compran oportunidades.

¿En mercado hipotecario nóComo no hay mercado hipotecario, el comprador que tiene la plata, esa parte de la pirámide, compra y sigue comprando. Hay un continuar. El otro tema es que los proyectos inmobiliarios no son proyectos en que uno prende y apaga la luz. En algún momento, tomaste una decisión y no lo parás así nomás. Lo tenés que seguir. Lo vas llevando. Lo acomodás a las situaciones. Pero hay un fluir de proyectos que continúa. Incluso en oficinas. Sigue habiendo proyectos. No desapareció el mercado.

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