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18 Septiembre de 2018 13.50

El ministro de Producción y Trabajo niega despidos masivos aunque admite que los hay “por goteo”. Dice que la economía de 2019 será más sana que la del año pasado pero hay preocupación por Brasil.

Dante Sica asumió a fines de junio como ministro de Producción. Dos meses más tarde, absorbía las carteras de Trabajo y Agroindustria. Además de la gran responsabilidad política en la gestión económica, en la práctica cotidiana de Sica eso se traduce en que tiene oficinas en una gran variedad de edificios públicos. Por ahora, sólo hace base en su despacho del Palacio de Hacienda -el que heredó de Francisco Cabrera- y en su preferido, el del segundo piso de la Secretaría de Industria, donde cuelga un Berni en una de sus paredes y al que reconoce como el verdadero emblema de los sectores productivos. Fue en esa misma oficina que, una mañana a principios de septiembre, con el mercado algo más calmo, irrumpió Macri en una reunión con pymes exportadoras al que había convocado el ministro. “La última vez que estuve acá fue en la época de Magariños”, recordó el Presidente, en alusión al secretario de Industria de los 90, a quien él visitaba en su carácter de empresario, con su sombrero de Sevel (en su momento Fiat y Peugeot). Ahora los roles cambiaron.

Los empresarios, y los industriales particularmente, celebraron su designación como ministro de Producción. Sin embargo, están muy descontentos, muy críticos.

Yo he trabajado siempre en áreas que tienen que ver con políticas públicas vinculadas a los sectores productivos, los conozco hace años. Hay un tema a veces donde la mirada de corto les hace perder la proyección de mediano. Claramente, hoy una de nuestras principales discusiones como prioridad es estabilizar la macro. Con una macro estable podemos pensar en el mediano plazo, tener inversiones y una micro saludable.

Definió en una entrevista reciente el regreso de las retenciones como “una derrota”.

Porque era ir en contra de lo que veníamos haciendo, cuando lo que veníamos discutiendo es la reforma fiscal, bajar el costo argentino, facilitarle la vida a los exportadores y cambiar la cultura solo del mercado interno. Es lógico que al empresario le moleste y no le guste. Nosotros lo sabemos. Aunque también creo que en estos últimos tiempos empieza a haber en el sector empresarial una mayor comprensión de las necesidades y de que la prioridad es estabilizar.

¿Estamos más cerca o más lejos que a principios de 2016 de estabilizar la macró

Estamos más cerca. Si uno pone la mirada a finales de este año, seguramente vamos a terminar con variables fundamentales macro mucho mejores de las que teníamos, vamos a tener menor déficit fiscal, de 2,5% a 2,7%, del que estimábamos a principio de año. Vamos a tener un déficit en cuenta corriente menor al esperado, seguramente 3,5%. Vamos a tener hecha la corrección de precios relativos y un tipo de cambio competitivo. Vamos a haber roto la dominancia fiscal. Vamos a ir a equilibrio presupuestario en 2019 sin emisión monetaria para financiarlo.

¿Lo que quiere decir es que 2019 arrancará con una economía “más sana” que la de 2017?

Sí, más sana del punto de vista de los fundamentals, y a su vez, con los grandes motores de expansión en marcha.

¿La economía se recupera en 2019? Hay quienes prevén una recesión larga.

Yo creo que vamos a estar con un clima económico mucho mejor a finales de año y vamos a tener una economía que para el primer trimestre del año que viene va a empezar a recuperar. Vamos a tener el sector agropecuario traccionando, van a continuar las inversiones en el sector energético, la construcción, todo lo que se venía construyendo se mantiené

¿Se mantendrán en serio esos planes? Porque en el sector empiezan a cortarse las líneas de crédito por el tema de los cuadernos.

Todo lo que estaba construyéndose, en las obras del presupuesto, se mantiene y en esta semana se están resolviendo los temas de los PPP que se habían adjudicado. Y a su vez tenés sectores como es el automotor que está creciendo de la mano de la recuperación del mercado brasileño. Entonces, fundamentals macro mejores y sectores que eran los motores, que de alguna manera, algunos a una velocidad menor de lo que traían, se empiezan a recuperar. Como es el caso del agro después de la sequía, o la inversión en Vaca Muerta, que está en pleno proceso de aceleración, empiezan a generar derrames sobre el sector industrial.

¿Qué tanto debe preocupar Brasil?

Brasil me preocupa y me ocupa. La inestabilidad política de Brasil demora la tasa de crecimiento. Castiga su tasa de expansión. Y la verdad es que nuestro flujo de comercio depende mucho, no solo del tipo de cambio, es decir el precio, sino de cómo esté funcionando la economía brasileña. Nosotros siempre tenemos un cálculo que por cada punto que crece Brasil, crece un 0,25 Argentina. Entonces necesitamos un Brasil que vuelva a recuperar su tasa de expansión. Y hoy lo que nos preocupa es que está en un proceso electoral con mucho ruido.

Básicamente, a esta altura, lo que importa es que se acelere la definición...

Lo importante es que Brasil pueda llegar de la forma más tranquila y pacífica al momento de la votación, que el candidato que sea elegido en primera o en segunda vuelta pueda tener ese respaldo de los votos que le permita volver a encauzar y empezar a darle más previsibilidad y más confianza y mejorar las expectativas que es parte de todos los sectores económicos y sociales.

Se compara el tipo de cambio actual con el de 2003. Es una comparación alegre: a partir de ahí, hubo crecimiento y expansión.

Creo que primero son situaciones muy disímiles. En 2003 teníamos todavía 25% de desocupación, más de 40% de niveles de pobreza, salarios reales por el piso. Acordáte que la devaluación había llevado a que el salario real estuviera alrededor de US$ 300 y con un mercado, una demanda interna totalmente deprimida. Hoy realmente lo que uno está viendo es que tenemos fundamental mejores. Recién vamos a ir al equilibrio primario, vamos a tener una mejora en la cuenta corriente. Tenemos un tipo de cambio de equilibrio muy bueno. Y, por otro lado, tenemos un mercado interno que se sostiene. Por ejemplo, pensá que en 2003 no se deben haber patentado más de 100.000 autos. Y hoy hablamos de un patentamiento de 800.000.

Bueno, cuenta el primer semestre, que fue claramente mejor que el segundo.

Es cierto. Pero en el año vamos a tener entre 760.000/800.000. Por otro lado, también en el tema de empleo, no hay un derrumbe. Estamos pasando una situación de estrés financiero en el sector de actividad, con una caída de la demanda, que esto está generando problemas en el nivel de actividad. Pero ahora no estamos viendo un desmoronamiento de la situación de empleo. Si vos comparás, incluso, no vayas a 2003, compará con 2016: lo que vemos esa una desaceleración de la tasa de crecimiento de empleo. Todavía hay crecimiento de empleo positivo pero mucho más bajo, en el sector de servicios. Poco se mueve construcción. Y cae el empleo industrial.

Pero lamentablemente el desempleo va a aumentar. ¿O prevén algo distintó

Seguramente vamos a tener algún aumento del desempleo, pero insisto, no estamos viendo una crisis desde el punto de vista del empleo, un desmoronamiento. Sí es cierto que cayó un poco más en los sectores informales, pero el mercado formal, las grandes empresas, no han hecho procesos de despidos masivos, sí suspensiones. Hay expectativas de mejora en la demanda, por lo que los costos de despedir y volver a contratar a veces son muy altos. Entonces muchas empresas están con suspensiones, adelantando vacaciones? Es en las pymes donde vemos los principales problemas de empleo, pero, insisto, es más una caída de empleo por goteo.

Se habla de paritarias permanentes. ¿Cómo termina este año el tema del salario real?

El salario seguramente va a terminar con una pérdida este año. El grueso de las paritarias se cerró entre el mes de marzo y abril. Todas tenían cláusulas gatillo o de revisión, la mayoría entre septiembre y enero, que se están empezando a activar.

Quedó claro a principio de año que el Gobierno apuntaba a 15% de aumento. ¿Cuál es el número para las revisiones?

Eso va a depender de cada uno de los sectores en base a muchas variables. En el momento de negociar un acuerdo no solo mirás la variable precios, sino también la variable actividad. Como para ver cuáles son los márgenes de acción que tiene cada uno de los sectores para moverse. Nuestra expectativa, a principio de año, era una inflación más baja. La crisis claramente cambió esa expectativa. Ahora tendrán los sindicatos y empresarios que acordar libremente entre ellos y ver cómo termina el año.

¿La baja de actividad y la amenaza de mayor desempleo va a contener la presión sindical?

Si hay algo que sabe hacer el movimiento sindical argentino es negociar. Y es muy responsable a la hora de sentarse en la mesa de negociación, porque no mira solo una variable, que es la variable precios, sino el contexto en el cual se mueven.

Es importante la definición de responsables. ¿Cómo analiza la reacción ante la crisis?

Hay sectores que actúan más políticamente con respecto a la acción del Gobierno. Hay sectores gremiales que por las propias características, los sindicatos del sector público, que tienen los temas a favor de lo que es la estabilidad de empleo público, quizás son un poco más? generan procesos de huelga mucho más extendidos y rápidamente van a acciones directas más rápido. Si uno mira los gremios del sector privado, tienen distintas características. Hay algunos que actúan más por algún tipo de lineamiento más político, pero en general todos tienen una mirada sopesando los intereses particulares de cada uno de los sectores y también el contexto.

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