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27 Junio de 2018 09.56

A veces no se trata tanto de un nuevo descubrimiento sino de la capacidad del sector público y del privado para trabajar en conjunto. Así lo demuestra el caso de GSK y el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.

En tiempos en que resulta difícil ponerse de acuerdo y empujar todos para el mismo lado, el sector de la salud demuestra que está innovando. Es lo que está ocurriendo con el programa Trust in Science, un modelo de colaboración iniciado por GSK en 2011 en conjunto con el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (MinCyT) y que, en siete años, evolucionó y permitió consolidar los ejes sobre los que se articuló la iniciativa: identificar y dar soporte a investigaciones de alta calidad para el estudio y potencial tratamiento de enfermedades consideradas de alta prioridad social.

“El programa demostró que es posible el acuerdo de participación público-privada, y esto es sumamente innovador porque nunca se había encarado una iniciativa de estas características en Argentina, orientada a la investigación básica”, explicó Rosana Felice, directora médica de investigación y desarrollo de GSK para el Cono Sur y América Latina.

Este tipo de acuerdos sí tenía antecedentes en otros países, donde GSK cumple un rol clave. De ahí viene el entusiasmo por que este programa haya ensamblado tan bien en el país. “GSK reconoce el derecho de propiedad intelectual del investigador. Es él quien genera la patente y la propiedad intelectual”, agregó.

El programa permitió abrir propuestas para investigar en las áreas de enfermedades metabólicas, respiratorias e infecciosas y tropicales. La tuberculosis, el HIV, el asma, la diabetes y la obesidad, el cáncer y el mal de Chagas fueron algunos de los objetivos. “Trust in Science fue evolucionando con los años. Al principio, se trataron áreas terapéuticas relevantes para Argentina, como las patologías respiratorias, cardiológicas, metabólicas y demás. Pero, desde 2014, los llamados fueron para identificar blancos terapéuticos, es decir, investigar en qué lugar de la célula o del metabolismo hay una falla que da lugar a la enfermedad. Ahí se acotó a las áreas de oncología, enfermedades inflamatorias y de metabolismo”, expresó Felice.

El acuerdo habilita el cofinanciamiento entre GSK y el MinCyT. “Pero no se trata solo de dinero, sino también de la incorporación del expertise tanto de científicos de GSK Internacional como del Conicet, las universidades públicas, el Instituto Leloir. Está abierto a todo el sistema científico argentino”.

En octubre de 2017, la estrategia se amplió con un nuevo modelo de colaboración internacional tripartito académico-industrial entre Argentina y el Reino Unido, que incorporó a The Francis Crick Institute (centro de investigación británico de alta calidad). “La calidad de la ciencia en Argentina es muy buena, y es posible generar desarrollos y soluciones para mejorar la salud”, remarcó Felice.

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